Después de mucho pensar y repensar, me decidí a cambiar mi viejo AMD 1,2 Ghz por algo mejor y más nuevo, a pesar de que ahora uso mucho más mi iBook, en parte porque los programas de emulación de Windows para Mac no son nada del otro mundo, y por que mi trabajo requiere que no me aleje demasiado del mundo Microsoft. Así pues, comenzó la búsqueda. Quería algo potente pero pequeño, y la opción del portátil estaba descartada, ya que su dificultad de actualizarlo superaba ampliamente los beneficios de un equipo de “sobremesa”.
Algo que me había llamado la atención siempre eran los mini-barebones, especialmente los de marca Shuttle, ya que la portabilidad era bastante mejor que la de un equipo normal tipo “Torre”, y tienen la ventaja de poderse ampliar de manera muy sencilla. Me preocupaban temas como el manejo de la temperatura y la capacidad de ampliación, dado el pequeño espacio en el que está almacenado todo el hardware.
Sabiendo esto, comencé a explorar las distintas opciones. Encontré que había varias marcas de mini-barebones, pero al final, para ir a un poco más a lo seguro, escogí un modelo de Shuttle, específicamente el SB81P, gracias a la excelente asesoría de los profesionales de una tienda local de hardware, quienes, para mi sorpresa, me recomendaron usar un procesador Intel en lugar de un AMD, ya que habían tenido algunos problemas con este tipo de configuraciones en el pasado. Como ya tenía algunos componentes que quería aprovechar (un disco duro Seagate SATA de 200 Gb y un unidad DVD regrabadora LG), solamente añadí el procesador (Intel Pentium IV M630 a 3,06 Ghz), la memoria (2 Gb DDR400 de Kingston) y una tarjeta gráfica de 256 Mb (nVidia GeForce 6500), y aproveché para reemplazar también mi viejo monitor LG CRT de 15″ por un Acer AL1916AS_8, de 19″, con una velocidad de refresco de 8 ms y resolución máxima de 1280 x 1024.
En cuanto recibí el equipo, me sorprendió su tamaño y su peso: era bastante más pequeño de lo que me imaginaba, alcanzando solamente los 4,5 kg. de peso y estas dimensiones: 32.5 x 22 x 21 cm. Al sacarlo de su embalaje, me encontré con una caja negra de aluminio inmaculada, con dos puertas móviles en la parte delantera, que ocultaban la unidad óptica y los puertos frontales de la máquina (micrófono, salida de audio, dos USB y uno Firewire). Adicionalmente, en la parte superior, cuenta con un lector de tarjetas 6 en 1. La parte trasera incluye un puerto serie (!), salida de video VGA convencional (no DVI), un puerto Firewire, dos USB 2.0, tarjeta de red Broadcom integrada de 1 Gb, entradas PS/2 para teclado y ratón, 8 salidas de audio para soporte Surround, y entrada y salida óptica SPDIF, con output coaxial.
Vistas anterior y posterior de la caja. Nótense los ventiladores y el lector de tarjetas.
Ya en el interior, veo que tiene dos slots de expansión: un PCI normal y otro PCI-x o Express. Usé el segundo para la tarjeta de video que reemplazaría la que viene integrada y que no le “roba” memoria al equipo. La instalación es muy sencilla, y es el único sitio donde hay que emplear un destornillador.
El procesador y la memoria ya estaban montados en el equipo por razones de seguridad y comodidad. Así que me limité a instalar la unidad óptica y el disco duro SATA, empleando la bahía incluida para el efecto y los accesorios plásticos que sustituían a los tornillos.