Una vez más, la vida nos muestra que todo funciona hasta que deja de hacerlo. Las mentiras que creímos alguna vez, por la razón que sea, dejan de tener sentido cuando la base que las sostiene desaparece bajo el peso de su propia estupidez.
“La existencia es aquello que hacemos de ella”, una frase que suena bien hasta que de repente nos percatamos de que a la existencia le importa bien poco lo que pensemos, hagamos o digamos. El sol sale cada día, con o sin nosotros para presenciarlo.
La pregunta es: Nos gusta ser controlados? Es posible, ya que la tarea de hacernos cargo de nuestra propia vida es bastante pesada y tediosa, y qué mejor que alguien más decida por nosotros? Una decisión peligrosa, sobre todo cuando vemos que quienes toman las decisiones no están pensando en el mejor interés de la mayoría…
Habrá alguna agenda oculta? Algún plan oscuro del que no tenemos idea? Es todo una fantasía? Nos resistimos a la evidencia? Y si dejáramos las creencias de lado para ver que simplemente pasa lo que pasa, sin ningún tipo de color o sabor? Nah, dirán muchos, es demasiado aburrido, hay que ponerle drama y seguirnos distrayendo! Al fin y al cabo, es lo que mejor hacemos, no?