Este año he decidido poner en marcha (por fin) un proyecto que tenía pensado (y archivado) hacía ya bastante tiempo. He decidido darle una vuelta a todo mi entorno, tanto interno como externo, y simplificar mi vida para solamente centrarme en lo importante. Parto de la premisa de haber reconocido estar inmerso en un mundo auto-creado de distracción constante, y retroalimentado constantemente por el temor de explorar terrenos desconocidos. Es una consecuencia directa de la racionalidad extrema que nos caracteriza en estos tiempos. Nos aferramos a lo conocido, porque creemos que es lo único que existe.
Durante este año escribiré regularmente mis progresos, aunque no continuamente. Todo ello depende de cómo se desarrolle el proyecto. He establecido algunas condiciones básicas para comenzar:
1. Limitaré por completo las compras, exceptuando aquellas cosas que sean imprescindibles o completamente necesarias. Esto traducido significa que no habrá compras por impulso, tanto online como offline. Por cosas imprescindibles o necesarias entiendo aquellos artículos necesarios para garantizar la supervivencia, como comida, vestido (sólo cuando alguna prenda ya no pueda ser usada por deterioro o daño irreparable) y calzado.
2. Controlaré el tiempo que paso online. Me he dado cuenta que paso muchas horas frente a la pantalla sin hacer mayor cosa, navegando sin rumbo o sin un propósito definido. A partir de ahora me conectaré únicamente para escribir en mis blogs, ver el correo, buscar información específica o comunicarme con amigos o familia, siempre concertando de antemano una cita. (Es decir, se acaba el estar conectado todo el día a ver si aparece alguien…)
3. He cancelado mis suscripciones a newsletters y feeds de noticias, además de dejar mi bandeja de entrada a cero. Descubrí que estaba recibiendo y archivando correo que nunca leía, por aquello de “lo haré después, cuando tenga tiempo”, cosa que como todos sabemos, nunca ocurre. Mi idea es ponerme al día con lo que tengo luego consideraré la posibilidad de seguir recibiendo más información.
4. Ejercicio mínimo 30 minutos al día. Creo que esto se explica por si sólo. Me concentraré en Yoga, caminar o pasear y andar en bicicleta.
5. Terminar (o continuar) lo inconcluso. Tengo un disco que comencé a grabar hace ya casi 5 años que quiero terminar. Lo mismo con un curso de portugués y otro de japonés. También hay dos certificaciones técnicas que comencé a preparar y no he finalizado. No más objetivos en la lista hasta terminar los anteriores, aparte del plan de vida que estamos diseñando con Sol. (Más sobre eso en otro post).
6. Más lectura y actividades offline: He ido acumulando libros sin leer por estar mucho tiempo en el punto 2. Por otra parte, hemos descubierto lo mucho que nos gustan y estimulan los juegos de mesa, esos que no necesitan actualizaciones, parches o esperar a que se recarguen las pilas del mando para jugarlos… Las cometas también recuperarán su lugar (dentro del punto 4 por ejemplo).
5. Meditación y tiempo para mi mismo: Esto es algo que siempre dejo para más tarde, aunque últimamente lo hago más a menudo. No hay necesidad de retirarse a ningún lugar apartado para estar cinco minutos (o más) aquí y ahora.
6. Televisión al mínimo: Como ya he contado antes, no me gusta la televisión y he perdido paulatinamente el interés por las series que solía ver. Como a Sol si le gusta, podemos compatibilizar para ver algún capítulo suelto o un rato al día, que no supere nunca la hora de duración.
7. Al menos una actividad en pareja al día: Pueden ser juegos de mesa, caminar, cocinar, etc.
Por último, esto no pretende ser un método universal apto para todos. De una cosa que me he dado cuenta es que estas mal llamadas “guías milagrosas” no existen. Hay que ponerse en el trabajo de estudiarnos y ver cómo podemos mejorar de acuerdo a nuestros propios impulsos y necesidades. Lamento decepcionarlos / as, pero lo que cuente aquí está diseñado sólo para mi. Si a alguien le ayuda a salir adelante, me encantará saberlo!
Evidentemente, todo se irá ajustando sobre la marcha, porque la experiencia me ha enseñado que los planes casi nunca salen como nos los imaginamos…