Sin darnos cuenta, nuestra vida se ha ido llenando de ruido paulatinamente hasta el punto de ensordecernos y dejarnos totalmente desorientados, mientras asumimos que es “lo normal”.
El otro día me di cuenta, sin proponérmelo, de la cantidad de contaminacion de todo tipo en la que nos encontramos inmersos, y que incrementamos compulsivamente porque nos hemos acostumbrado a ello. El grado de caos que hemos introducido en nuestra vida ya no deja espacio a ningún momento de silencio, ni físico ni mental, para que podamos percatarnos de la magnitud del problema y obrar en consecuencia, esto es, poder buscar una manera de recuperar el equilibrio.
Lo paradójico es que una vez que salimos del camino de la entropia, la ausencia de sobre-estimulación se nos antoja aburrida, plana y sin ningún contenido, cuando en realidad es la mejor oportunidad para reconocer lo que es de verdad importante.
Como decía alguien que conozco: “El vacio puede ser muy fértil”. Sabias palabras…
Coda: Tal vez esta sea una vuelta de tuerca adicional a algo de lo que vengo hablando hace ya un tiempo… Ya sabemos, la repetición es la clave para que las ideas se entiendan y se asimilen…