Lie to Me

Parece ser, como decia Byung-Chul Han, que estamos definitiva y cómodamente instalados en la “Era de la Post-Verdad”, en la que paradójicamente, se prefieren las versiones “editadas”, “enriquecidas”, “embellecidas” y más “interesantes” a la aburrida y gris realidad de lo que ocurre en el terreno.

Como la gran mayoría de la gente ha sido condicionada con todo éxito (y nadie se salva de ello) para preferir la mayor cantidad posible de estímulos de manera incesante (léase más azucar, más condimentos, más violencia, más desnudos, más ruidos, más imágenes, más música repetitiva e idiotizante y un largo etcétera), cuando se presentan los hechos tal como están ocurriendo, simplemente los ignoran porque no tienen ese “punch” o “garra” de la que hablan los periodistas para ser dignos de su atención, lo que causa en que las personas se conviertan en loros decorativos o como diría alguien, en idiotas útiles que simplemente regurgitan lo que leen, escuchan o ven en medios de cada vez más dudosa fiabilidad, convirtiéndose en expertos ad-hoc de cualquier tema que se esté discutiendo en ese momento, contribuyendo enormemente, como dice un buen amigo, a crear más confusión y demora.

Las verdaderas víctimas de esta creciente corrupción son variadas: la tranquilidad y el silencio (necesarios para ejercer el discernimiento, la verificación de las fuentes y la capacidad de asimilar los datos a un ritmo asimilable para el cerebro humano), la ecuanimidad, el sentido común y lo más grave, la capacidad natural de percibir la realidad tal como ocurre.

El resultado? Una ansiedad y angustia interminables que creemos que se resuelven consumiendo aún más “basura”, porque no encuentro otra manera de llamar a todo lo que circula en los medios online y offline y un sentimiento de impotencia creciente que nubla nuestra capacidad de VER lo que tenemos delante de los ojos, anteponiendo lo que tragamos a lo que perciben nuestros sentidos, porque como decia Orwell: “Decir la verdad se ha convertido en un acto revolucionario”…

Y para terminar, una reflexión al vuelo: de qué nos sirve estar supuestamente enterados de todas y cada una de las supuestas conspiraciones y engaños que circulan si nuestra vida es un completo caos con una gran necesidad de atención?

 

Square One

Si algo nos ha mostrado este periodo tan peculiar de la existencia, es que como decia Dieter Rams: “La simplicidad es la mayor sofisticación”. Qué quiero decir? Solamente que el seguir el ritmo natural de la vida es la única garantía de poder tener un tránsito tranquilo, con pocos sobresaltos y sobre todo, con mucha conciencia.

Si aún esto no se entiende, cito a mi papá nuevamente cuando decía, de manera sabia y algo lapidaria: “La naturaleza siempre gana”. Así que lo mejor es no interponerse en su camino con interrupciones que casi siempre son costosas, dolorosas y muchas veces fatales. El cuerpo es lo suficientemente inteligente para saber lo que tiene que hacer en un momento dado, siempre y cuando lo dejemos actuar tal como la evolución y miles de años de práctica le han indicado.

Los obstáculos normalmente son fáciles de evitar si estamos atentos a ellos: El estrés, el miedo en sus múltiples formas, invertir el tiempo en cosas innecesarias y sobre todo, el creer que sabemos más que un organismo que ha atravesado por innumerables crisis, grandes y pequeñas, muchas de las cuales han pasado desapercibidas y que ha podido resolver de la mejor forma, sin que hayamos tenido nada que ver.

Ahora enumeremos algunos ejemplos prácticos de lo que digo, a ver si lo dejo aún más claro: No es para nada necesario ir a comer tacos a Jamaica o pastel de chocolate al Black Bear, pasar el tiempo en las calles de Pasadena, recorrer la ruta 101 para contarle a gente que no sabe lo que es ni donde está, subir a un avión / auto / bus / barco para ir a lugares que no nos interesan porque “todo el mundo está yendo / están de moda” o porque “necesitamos descansar”, andar en patineta por la vida exponiéndose a un accidente o “ayudar” a los demás en algún barrio marginal de la ciudad… Viéndolo detenidamente, si eliminamos todo esto y mucho más, la vida no cambia sustancialmente…

En cambio, si seguimos algunas reglas básicas, la diferencia puede ser bien importante y hasta de larga duración: Dormir cuando haya sueño, comer cuando haya hambre, consumir alimentos naturales y baratos (porque normalmente lo más caro es lo más perjudicial y artificial), reirse mucho de todo lo que ocurre, porque la estupidez colectiva no tiene ninguna lógica ni explicación razonable, obtener los medios para vivir de la manera menos inmoral que se pueda y dedicar a ello el menor tiempo posible, analizar en segundo y tercer grado todas y cada una de las decisiones importantes (que son únicamente las que tienen que ver con la salud, el dinero y el amor, en ese orden), o lo que es lo mismo, considerar las consecuencias de las consecuencias de nuestras acciones, hacer caso a la realidad que podemos percibir directamente (y no las pantallas / impresos / comentarios o las interpretaciones de nuestra mente), no distraerse con tonterías impuestas desde fuera y por último, simplificar, simplificar y simplificar aún más.

No cuesta nada probar y si no funciona, le devolvemos su dinero… Bromas aparte, también queda la opción de volver a nuestros hábitos de siempre, esos que nos han dado esta existencia tan feliz y satisfactoria con la que contamos en este momento…

Los Marginales

Igual el título despista un poco, porque normalmente esta palabra la asociamos con desprecio, diferencia, desdén y todos los sinónimos despectivos que se les ocurran. Sin embargo, en los tiempos actuales, muchas cosas están cambiando y la semántica de muchísimas, si no todas, las palabras está adquiriendo un significado que puede parecer un contrasentido inicialmente, cuando en realidad lo que ocurre es que finalmente estamos viendo la realidad pura y sin filtros.

En medio de este experimento social a gran escala, con consecuencias impredecibles, creo que incluso para aquellos que lo están llevando a cabo, resulta ser que todo aquello que soliamos descartar de un plumazo ha cobrado una importancia superior y el famoso sentido común, que en contra de la supuesta sabiduría popular, no es el más común de todos los sentidos, está viendo cómo se re-evaluan muchos conceptos de manera importante.

Lo que antes se desechaba sin pensar, ahora es importante en grado extremo: el razonamiento, el juicio crítico (ese que nos enseñaron en el colegio y que pensábamos que no servía para absolutamente nada) y sobre todo, la independencia de criterio, o en otras palabras, el arte de pensar por nosotros mismos, sin dejar que las decisiones importantes (que son las que atañen a la salud, el dinero y el amor) las tomen unos desconocidos o lo que es peor, la rampante presión social.

Sé que es dificil dejar la inercia en la que nos han sumido cuidadosa y laboriosamente durante las últimas décadas, distrayéndonos a más no poder de lo que podría liberarnos de esta peculiar jaula de cristal que no podemos ver, oir, oler, gustar ni tocar, sin embargo, esta tarea se ha vuelto repentinamente de una relevancia capital si queremos sobrevivir de manera digna en estas circunstancias.

Y claro, la siguiente pregunta que suele surgir es: Cómo hacerlo? Y ahí me remito al párrafo anterior al último. Cada cual sabe donde está su sentido común, sus líneas rojas y sobre todo, la noción de hasta donde quiere ceder en lo esencial. El sopesar los beneficios y perjuicios de nuestras decisiones presentes y futuras no es tema baladí. Hay que ir con pies de plomo y sin prisas para no cometer errores ni entrar en pánico. No importa donde estemos ahora, lo que vale es lo que hagamos a partir de este momento.

Se vienen tiempos interesantes y de nosotros mismos depende cómo nos vaya en el baile, por decirlo de alguna forma. Eso si, no hay que olvidar que todo esto es una ilusión muy bien montada, pero que al final del día no deja de ser eso: una mentira elaborada que nos hemos creído durante mucho tiempo a punta de repetición constante y que sabiéndolo, podemos divertirnos todo lo que queramos, si asi lo elegimos.

Y si, nos hemos convertido en los marginales: los que pensamos por cuenta propia, los que cuestionamos, los que no tragamos entero, los que hemos elegido renunciar a esta locura colectiva cuanto antes, los que reflexionamos antes de actuar, a mucho honor…

 

Random Ramblings II

Hoy, otra andanada de pensamientos e ideas aleatorias:

1. La paciencia y la persistencia son la clave para lograr cosas que se antojan imposibles a primera vista (Dicho por alguien que tiende a huir de ciertos temas que la mente dice que son inalcanzables).

2. A veces lo que parece ser lo más “adecuado” para la mayoría, no nos sirve de nada en nuestros casos particulares.

3. El miedo es el estado donde menos debemos tomar decisiones importantes o de envergadura.

4. La disciplina y la “fuerza de voluntad” están sobrevaloradas (ver punto 1)

5. Para bien o para mal, es necesario buscar soluciones adecuadas para nuestras propias situaciones. Ese cuento de “One size fits all” – “Una solución única sirve para todos” solo funciona para los que venden productos en masa, de la naturaleza que sean y los incautos que los compran.

6. Hay que ejercer el razonamiento en segundo y tercer grado en todas y cada una de las decisiones que tomamos, sobre todo en las que tienen que ver con la salud, el dinero y el amor. En otras palabras, siempre se deben considerar las consecuencias de las consecuencias de nuestros actos.

7. Lastimosamente invertimos mucho más tiempo del necesario en tonterías que consideramos indispensables y que en realidad son distracciones diseñadas cuidadosamente para mantenernos ocupados en asuntos sin importancia en lugar de concentrarnos en lo que realmente importa (estar sanos y tranquilos, tener una fuente de ingresos que no sea inmoral, tener comida y bebida suficientes, ropa de abrigo adecuada y un techo sobre nuestras cabezas). Y no, el placer y el hedonismo en todas sus formas no son cosas indispensables…

8. El tiempo pasa mucho más rápido de lo que podemos percibir, y no se recupera, así suene a tópico.

9. Si no definimos lo que es importante para nosotros y hacemos algo para acercarnos a ello de alguna forma, alguien más lo hará y dispondrá de nuestro tiempo a su acomodo, nos guste o no.

10. La muerte siempre está a un momento de distancia, así que, por qué preocuparse?

11. Lo que me sirve a mi, normalmente es total y completamente inútil para la mayoria, así que ahorremos frustraciones y malos ratos teniendo esta sencilla idea en cuenta cada vez que tengamos la “buena intención” de “ayudar” a alguien. Recuerden: “Toda buena acción tendrá su merecido castigo”. (Ver punto 5).

Random Ramblings

Hoy algunas ideas aleatorias que se me han ido ocurriendo en los últimos dias o frases sobre las que estoy reflexionando:

1. El grado de molienda definitivamente influye en el sabor y la calidad del café hecho en casa…

2. Hay más alternativas de las que creemos para todas las situaciones, así las consideremos total y absolutamente descabelladas.

3. Podemos hacer mucho más de lo que pensamos si dejamos a un lado nuestras costumbres habituales, esas mismas que creemos tan útiles y confiables.

4. La vida es tan corta que si invertimos el poco tiempo del que disponemos en tonterías y banalidades, puede que se haga incluso más fugaz o vacía de contenido.

5. Todo lo que pasa tiene un propósito, aunque por causa de nuestra miopía habitual no seamos capaces de verlo.

6. Las rutinas ayudan, y mucho, a alejar de la mente de las tonterias y banalidades que la suelen invadir (ver el punto 4)

7. De nosotros depende en qué invertimos nuestro tiempo, no de las circunstancias, personas o situaciones.

8. Si sabemos cual es nuestro estado basal, es muy posible que podamos modificarlo a voluntad.

9. Si no filtramos lo que entra en nuestro cuerpo o mente, perdemos automáticamente el derecho a quejarnos de los resultados o efectos que esto causa en ellos.

10. “En la vida sólo debemos preocuparnos por las cosas realmente importantes, sabiendo que nada es realmente importante como para que nos preocupemos por ello.” (F. Llinares)

11. El preocuparse, estresarse u obsesionarse por cualquier cosa no resuelve nada y si nos expone a males mayores que tal vez no tengan solución.

12. Si seguimos llevándonos la contraria por hacer caso a lo que llega de fuera en lugar de prestarnos atención, tarde o temprano pagaremos un precio que tal vez no podamos asumir de ninguna manera… (Y aún así, tendremos que hacerlo, nos guste o no)

13. De la arrogancia, el orgullo, los odios o las opiniones no queda absolutamente nada útil.

14. En la vida hay que ser práctico, dejando de lado las consideraciones ideológicas o los “ismos”, que lo único que hacen es separar y confundir.

15. Y esta última viene de un maravilloso libro que Marcela me regaló hace unos días y a la que le sigo dando vueltas:

“El futuro es un fantasma de manos vacías que todo promete y nada tiene”

(Victor Hugo)

Memento Mori

Retomando viejos temas, últimamente la vida me ha traido espejos e imágenes de su fragilidad y me ha recordado, una vez más, que todo tiene un comienzo y un final, sea “bueno” o “malo” según el punto de vista que más nos atraiga.

Lo cierto es que no somos eternos ni indestructibles, y por más que hagamos esto y aquello para “mejorar” nuestra calidad de vida, inevitablemente alcanzaremos nuestra fecha de caducidad en algún momento y tendremos que enfrentarnos, queramos o no, a la decadencia y al hecho de dejar esta experiencia sensorial tal como la conocemos.

Puede ser que suene algo lapidario, sin embargo, la idea principal de esta reflexión es la de no tomarnos nada tan en serio y evitar en lo posible las distracciones innecesarias que quieren hacer del “tener” y el “hacer” algo más importante, vana ilusión, que el Ser, que es el estado natural y a lo que vinimos realmente aquí…

Los Bidis de Maruti

Cuentan quienes tuvieron la oportunidad de compartir algo de tiempo con Nisargadatta Maharaj (cuyo nombre de pila era Maruti) en su pequeño Ashram de Bombay, que este fumaba sin parar, mezclando el humo de sus bidis ( pequeños cigarrillos enrollados a mano, populares en la India), con el incienso que encendían sus discípulos mientras escuchaban sus enseñanzas.

Muchos de ellos decidieron entonces imitarle hasta el extremo: vestir como el, vivir de manera frugal y por surrealista que suene, comenzar tambien a fumar, a ver si de alguna manera mágica y misteriosa, atribuyendo un poder sobrenatural a los pitillos, podían alcanzar la auto-realización del Maestro… Eso si, lo de poner en práctica sus palabras y dedicar tiempo a ello, era otra historia (algo más difícil y tedioso, claro…)

Y aunque parezca mentira, la gran mayoría de la gente sigue haciendo cosas disparatadamente parecidas: siguiendo al mesías de turno, sea en persona, por la web, Zoom o WhatsApp, obedeciendo a rajatabla sus sugerencias o consejos (en el peor de los casos), sin cuestionar por un momento la veracidad o conveniencia personal de dichos mensajes, queriendo obtener resultados rápidos e indoloros para resolver la miriada de problemas que  la mayoría de las veces han sido causados por su propia irresponsabilidad.

En estos tiempos revueltos resulta de capital importancia el discernimiento sosegado y profundo, cosa poco probable con tanto ruido mediático y social. Sin embargo, como se dice en España, nos va la vida en ello (literalmente). Lo he dicho en otras ocasiones y lo reitero hoy: estamos cada vez más cerca de una sociedad estilo Idiocracy si dejamos que el oportunista del momento tome las decisiones que conciernen a nuestra salud física, estabilidad financiera y equilibrio mental y emocional. Y a pesar de que no lo parezca, en nuestras manos está dejar que ocurra o no. Cada cual que saque sus propias conclusiones y que actúe en consecuencia. Dicho queda…

Ebb and Flow

Hoy una reflexión corta: A veces (demasiadas para mi gusto) olvidamos que la vida es un contínuo devenir donde lo único permanente es el cambio, así suene a tópico:  El dia y la noche, las estaciones, el sol y la lluvia, la salud y la enfermedad, el existir y el morir. Nada de esto debería sorprendernos y lo más sano sería navegar cada momento de esta manera, sabiendo que la fugacidad es lo que hace valiosa la experiencia. Sin embargo, nos empeñamos en aferrarnos a lo conocido, a lo “que se debe hacer”, a la obligación y así sólo entorpecemos el proceso natural. No escuchamos las contínuas señales del cuerpo y de todo lo que nos rodea, que es donde normalmente suelen estar todas las respuestas.

Los dogmas, “ismos”, ideas preconcebidas, “valores” (casi siempre aprendidos y nunca cuestionados ni analizados), religiones, conceptos y demás que supuestamente están ahí para facilitarnos el entender lo que pasa, se vuelven muros insalvables por la terquedad de simplemente aceptar lo que ocurre tal como es y dejar de comparar la realidad con lo que tenemos en la cabeza, luchando para defenderlo como sea contra lo que vemos si es que aquello se sale de los parámetros establecidos que se consideran intocables (sin saber muy bien por qué).

En fin. La idea es simplemente ser y dejar que el flujo nos lleve donde convenga más, haciendo lo que amerite cada momento, así nuestra mente racional no esté de acuerdo casi en ninguna ocasión. De esta manera se sufre menos y se vive de una forma menos artificial y forzada…