Es increible ver cómo hemos asumido en nuestras vidas que somos unos simples y ávidos consumidores. El producir no entra dentro de nuestros planes. El propósito vital de una gran parte de los y las habitantes de este planeta es generar los recursos necesarios para seguir sosteniendo el despropósito de un consumo infinito.
¿Cuantos de nosotros / as nos levantamos el día para producir realmente? ¿Generamos algún tipo de contenido, idea o producto que nos aleje del círculo pernicioso del consumo imparable? Lo normal es que no, que simplemente nos conformemos o soñemos que lo próximo que adquiramos será aquello que nos proporcione la “felicidad” que tanto anhelamos. Vana ilusión. El consumir es realmente una adicción en donde nuestros sueños e ilusiones van a parar a un pozo sin fondo que no se llena nunca. Ya decía Nisargadatta Maharaj que un deseo siempre genera otro, y otro, y otro…
Mi propósito a partir de ahora es desequilibrar la balanza: más producir y menos consumir, así sea en forma de pensamientos e ideas ingenuas para cambiar, en mayor o menor medida, el mundo que me rodea.