Por estos días el panorama económico español está muy revuelto. Se anuncian medidas cuasi draconianas para contener el gasto y evitar consecuencias similares o aún más traumáticas que las de Grecia: recortes de consideración en salarios públicos, congelación de pensiones y la cancelación de numerosas ayudas sociales. Si bien es cierto que ya era hora de que alguien cogiera el timón y plantara cara a la crisis económica, este movimiento da para muchas reflexiones. He aquí algunas preguntas e ideas que se me ocurren, que no son de difícil aplicación, que de una forma u otra podrían, creo yo, ayudar un poco.
¿Por qué se hace pagar las consecuencias de la avaricia de los especuladores a un sector tan específico de la población? Sabemos que los bancos, en su afán de inflar aún más sus ya abultadas ganancias, mintieron y engañaron a cientos de miles de personas concediendo créditos basura que finalmente desencadenaron una situación sin precedentes que afectó al conjunto de toda la economía, generando desempleo, desconfianza y un profundo sentimiento de desesperanza (porque del daño moral casi nadie se acuerda). Todos sabemos que los gobiernos de medio mundo han invertido sumas ingentes de dinero para retrasar o paliar el colapso de un sistema corrupto e inmoral, a costa de los impuestos y contribuciones que pagamos todos para financiar la sanidad, las carreteras y los servicios públicos. Y ahora tenemos que nuevamente “pagar la factura” de todas estas estupideces de alto nivel.
¿Donde están los impuestos del 30 ó 40% a las compras de lujo, como vehículos de alta gama, mansiones de más de 500.000 euros / dólares, segunda, tercera, cuarta o quinta residencia? O un porcentaje generoso de “contribución social” para este tipo de adquisiciones?
¿Qué pasa con las bonificaciones para los altos ejecutivos de bancos y multinacionales? Donde están las medidas para que tributen entre el 40 y el 50% de lo que ganan por “buen desempeño”?
¿Donde están las medidas de control de la función pública, para detectar ineficiencias y bajos rendimientos de personal, procesos o instituciones? ¿Y los mecanismos expeditivos para despedir personal público ineficiente o que no cumple sus funciones correctamente?
¿Qué pasa con las funciones duplicadas y triplicadas del gobierno central y las autonomías? ¿Por qué pagar varias veces por los mismos resultados? ¿Qué tan viable sería suspender las competencias autonómicas por un tiempo limitado hasta superar el bache?
¿Donde están las medidas de urgencia para regular precios de los productos básicos de consumo, los combustibles y el transporte? ¿Qué hay de incentivar la creación de micro-empresas o de mejorar y equiparar las condiciones de los trabajadores autónomos con las de quienes trabajan por cuenta ajena?
¿Qué hay de “adelgazar” el tamaño del estado y desincentivar a los jóvenes sobre el hecho de que la única alternativa para un trabajo estable es la de trabajar para el gobierno?
¿Por qué no se simplifican los trámites para crear y gestionar una empresa, haciendo así que quienes aún no se han animado comiencen a generar empleo?
¿Donde está la presencia del estado para crear un clima de confianza que incentive las inversiones y la generación de puestos de trabajo? No basta con aparecer de vez en cuando a decir que “España va bien”, sino traducirlo en medidas concretas a nivel local que den visibilidad a las acciones gubernamentales. Lo que alguien dio en llamar “Política de Proximidad”.
¿Qué se está haciendo para incentivar el consumo de productos nacionales? ¿Qué pasa con la política arancelaria a las exportaciones no esenciales?
¿Por qué razón no se reduce el gasto militar, en forma de “misiones de paz” o mantenimiento de cuerpos y fuerzas de seguridad de tamaño excesivo, para el mantenimiento de una imagen disuasoria?
¿Qué pasa con los subsidios a la iglesia, los sindicatos y demás organismos que los reciben por tradición y no en función de sus aportes reales?
¿Y los regímenes tributarios especiales para los miembros de la nobleza y otros cuerpos privilegiados, como los servicios diplomáticos o misiones en el extranjero?
Supongo que todas o muchas de estas medidas ya se les habrán ocurrido a los gurús de turno encargados de sugerir acciones en una u otra dirección, pero no está de más recordarlas, porque cuando estamos en medio de un grave problema, a veces se pierde la perspectiva…