En la Union Station de Chicago, Amtrak (una compañía de trenes de EEUU) y la agencia creativa Rob Bliss se unieron para hacer un curioso experimento. Un piano sin intérprete pero con “alma”, que reaccionaba a lo que pasaba a su alrededor. Hay momentos muy divertidos, emocionales y por supuesto, no falta el idiota que no aprecia el valor de estos pequeños milagros cotidianos. Disfruten por favor…
(En realidad, se trataba de un pianista local, Andrew Blendermann, quien por control remoto y observando lo que ocurría, añadía su toque personal al ambiente. No por ello deja de ser fantástico…)