Esta historia sobre el “pequeño monstruo” que habita en las máquinas expendedoras que hay en casi todos los sitios de Japón, me recordó todo eso que hemos olvidado: la fantasía, la inocencia y sobre todo, la alegría que se esconden detrás de todas las tragedias de la vida cotidiana. Muy del estilo de Taniguchi en “La Montaña Mágica”… (Vía Leo Babauta en G+)