2023: Coda

Algunas observaciones que me parecieron importantes para finalizar el año y comenzar el siguiente con un poco más de sentido común (espero):

El género humano es bastante predecible y amigo de los comportamientos repetitivos. El cifrar nuestro bienestar o tranquilidad en que algo de esto cambie es la mayor tontería de todos los tiempos.

La justificación compulsiva es una mala costumbre que hay que erradicar por completo y de inmediato. No es necesario explicar todos y cada uno de nuestros actos a los demás, por la razón que sea. Si queremos o no hacer algo, es más que suficiente para no tener que explayarnos innecesariamente con alguien.

Como decía una conocida hace años y que me recordó un buen amigo hace poco, es mejor potenciar habilidades que ya tenemos en lugar de tratar de ser buenos en todo. En otras palabras, no hablemos de lo que no podemos, no debemos o no queremos hacer en términos negativos, en su lugar, centrémonos en lo que sabemos hacer mejor o bien.

Dejemos de buscar excusas o “echarle la culpa a los demás” para todo. Asumamos la responsabilidad de nuestros actos como personas supuestamente adultas que somos. O en otras palabras, como dice el poster: “It is always YOUR fault”.

Hay cosas definitivamente más importantes que otras. No lo olvidemos. Si las desatendemos, los efectos serán bastante mas notorios que si ignoramos lo banal.

El dormir bien es algo imprescindible que no deberíamos pasar por alto bajo ninguna circunstancia.

Y por último, pero no menos importante, el dejar de molestarse / preocuparse / estresarse o cualquier “arse” por tonterias es la mejor receta para vivir tranquilos. (Más fácil de decir que hacer, por obvias razones).

Tonterías Varias

Últimamente estoy llegando a (y quedándome con) la conclusión acerca de la cantidad infinita de “ideales”, creencias, “principios fundamentales” o como quieran llamarlos, que hacen que la vida, en lugar de disfrutarse, se vuelva una maraña de estupideces inconexas que no hacen más que entorpecer el ritmo natural de las cosas.

Todos los “ismos”, los famosos “modelos a seguir”, y si me apuran, voy un poco más a lo concreto: las dietas de moda, los viajes que hay que hacer, los libros que hay que leer, los objetos que hay que adquirir / tener / coleccionar, los sitios que hay que visitar, las conductas a adoptar, las cortesías imprescindibles que debemos conocer y aplicar para evitar la agresión innata que nos causa esta sociedad tóxica, enferma y descoyuntada, el “edulcoramiento” (extremo y repugnante) al que recurrimos para no decir que no, que no queremos, que no nos gusta, que no nos apetece o que simplemente no nos importa algo o alguien, los chismes sin fin (que existen porque de lo contrario, cuales serían los temas de conversación con casi todo el mundo?), las series que hay que ver, la música que hay que oir (porque ya ni siquiera escuchamos)…

Donde quedó la simple atención para decidir prestarle atención a la vida tal como es? Por qué tenemos tanto miedo a ver pasar la existencia como va ocurriendo, sin filtros ni florituras?

Me sorprende la asombrosa cantidad de excusas y motivos inventados sobre unas supuestas obligaciones que existen, casi todas producto de algún trauma o compromiso originado en el miedo, y que se defienden a capa y espada, con riesgo real de ocurrencia de agresiones fatales, que hacen terminar amistades legendarias o que, aún más triste y patético, se eviten temas con quienes supuestamente consideramos cercanos, para conservar un frágil equilibrio (que en muchas ocasiones ni siquiera vale la pena), y ver que siguen ocupando la mayor parte del tiempo de las personas y que evitan, con todo éxito, que ocurra la vida (así tal cual): dormir, comer, relacionarse con los demás de manera sana, descansar, la contemplación, etc.

La artificialidad ha invadido y reemplazado, con la anuencia y el beneplácito del público en general, la vía natural, esa que hacía que por la simple condición de existir como seres humanos, conviviéramos en armonía y existiéramos sin prisas, satisfaciendo las necesidades básicas que son las únicas que importan y aportan.

El ocuparse de algo o alguien, argumentando que “somos imprescindibles y que sabemos lo que se necesita”, es señal segura e inequívoca de miedo al enfrentamiento y sobre todo, de una existencia en la que la auto-reflexión y observación brillan por su ausencia.

Y ni hablar de la acumulación compulsiva de conocimientos, esa adicción tal bien vista y tan perjudicial al mismo tiempo. Para no extenderme más, sólo dejo esta pregunta aquí: Qué de todo eso que supuestamente se ha “aprendido” ha servido para vivir de manera más sosegada y natural? (No, no es necesario responder de inmediato, ya que es prácticamente imposible…)

Aquí no se trata de dar formulas mágicas o recetas magistrales “para todo el mundo”, porque parece ser que lo que está en boga es la “pereza mental”, o lo que es lo mismo, dejar que otros decidan por mí para no contrariar a nadie, así esté viendo que mi vida se cae a pedazos (en lo físico, mental, emocional, laboral, etc.)

Como lo he comentado en otras ocasiones, la cuenta de cobro de nuestros excesos o ignorancias vendrá tarde o temprano y queramos o no habrá que saldarla, tengamos o no fondos para hacerlo…

Por último, el concepto de libertad, tan prostituido y manoseado últimamente, es precisamente el obrar de acuerdo a los principios naturales y tener la invaluable capacidad de elegir y mandar a la mierda a aquello y aquellos que contravengan nuestra naturaleza primigenia. Y para quienes alegan que esto es volver a la animalidad, amablemente les recuerdo que los animales carecen, para su gran fortuna y tranquilidad, de conciencia sobre la muerte, ese evento que nos han enseñado a ver como el peor de los castigos, el final del tiempo y otros sinsentidos, y que ha hecho que vivamos presos de una interminable y ridícula paranoia, haciendo disparates como los mencionados arriba, e impidiéndo que veamos lo que tenemos delante de las narices todo el tiempo: la existencia, así de simple.

Esperas, Mentiras y Espejismos

Creo que la lección más importante en estas casi (a falta de un par de días) 5 décadas de tránsito, ha sido el comprobar que unas pocos principios vitales han cobrado más y más relevancia a medida que pasa el tiempo. Algunos ya han sido mencionados una y otra vez (“Los problemas no lo buscan a uno, uno busca a los problemas”, “No se puede ayudar a aquel que no pide ayuda” y “De donde se saca y no se echa, se acaba”, por lo que hoy quiero añadir algunos más que se han ganado su sitio en esta lista por su contundencia y utilidad manifiesta: “Mintamos menos y seremos más felices”, “El que Espera, definitivamente Desespera”, y sobre todo “Disuelve tu Personalidad”.

Cuando digo “Mintamos menos y así seremos más felices, esta máxima resulta particularmente poderosa en el mundo en el que estamos viviendo desde hace algunos años, porque, como dicen en España, cada vez se les ve más el plumero a aquellos que nos intentan convencer de la veracidad de engaños que son absolutamente evidentes y flagrantes que no se creen ni ellos. Ya es hora de dejar las tonterías, madurar de una vez por todas y decir las cosas tal y como son, sin edulcorantes ni suavizantes, porque es la única manera que el devenir natural de los acontecimientos no se vea entorpecido ni enrarecido todavía más. Que será doloroso o incómodo? Definitivamente! De eso se trata. Por no ser sinceros y directos es que hemos llegado a donde estamos…

Por otro lado, está quien mete la cabeza en la arena deseando a que los nubarrones desaparezcan o que los problemas se disuelvan mágicamente. El poner la “esperanza” (palabreja prostituída y totalmente vacía de contenido) en lo que vendrá: que llegue lo que espero, que reciba lo que sueño o en pocas palabras, cargando todo el peso de la vida en el misterioso e impredecible futuro, es cuando menos, absurdo e infantil. La vida es HOY, sin que esto signifique que tengamos que llenarnos de actividades u ocupaciones sin fin para parecer “productivos”, y por supuesto, y aqui viene lo divertido y que enlaza con la siguiente idea, ser capaces de olvidarnos del supuesto resultado, para simplemente concentrarnos en el proceso. Ya es hora de dejar de seguir el inútil paradigma del garrote y la zanahoria, ya que así es muy posible que la existencia se transforme en una experiencia diferente de una vez por todas…

Y por último, si por fin nos atrevemos a dar el paso y nos olvidamos de lo aprendido, la inercia, las costumbres, los juicios, los parámetros, el “deber ser” y los marcos de referencia, tal vez seamos capaces de observar lo que pasa tal como pasa, sin apenas filtros ni distorsiones. Y para ello, no es necesario más que disolver resuelta y decididamente esa imagen aparentemente perfecta e inamovible de nosotros mismos que hemos cultivado y cuidado con esmero durante tantos años, y que tantos quebraderos de cabeza nos ha traído (así algunos protesten y piensen lo contrario, porque en el fondo saben que es verdad…)

Y para terminar, me gusta mucho y me he apropiado de esta frase del ex-diseñador Katsutoshi Nishimoto que podría ser añadida al listado anterior, porque refleja a la perfección lo disparatado y descabellado del status quo, ese que hemos defendido a capa y espada hasta ahora, sin saber muy bien por qué:

“I want to be laughed at when I’m alive and want to die being laughed at”

(Quiero que se rían de mi mientras estoy vivo y quiero morir mientras se rien de mi)

Random Ramblings II

Hoy, otra andanada de pensamientos e ideas aleatorias:

1. La paciencia y la persistencia son la clave para lograr cosas que se antojan imposibles a primera vista (Dicho por alguien que tiende a huir de ciertos temas que la mente dice que son inalcanzables).

2. A veces lo que parece ser lo más “adecuado” para la mayoría, no nos sirve de nada en nuestros casos particulares.

3. El miedo es el estado donde menos debemos tomar decisiones importantes o de envergadura.

4. La disciplina y la “fuerza de voluntad” están sobrevaloradas (ver punto 1)

5. Para bien o para mal, es necesario buscar soluciones adecuadas para nuestras propias situaciones. Ese cuento de “One size fits all” – “Una solución única sirve para todos” solo funciona para los que venden productos en masa, de la naturaleza que sean y los incautos que los compran.

6. Hay que ejercer el razonamiento en segundo y tercer grado en todas y cada una de las decisiones que tomamos, sobre todo en las que tienen que ver con la salud, el dinero y el amor. En otras palabras, siempre se deben considerar las consecuencias de las consecuencias de nuestros actos.

7. Lastimosamente invertimos mucho más tiempo del necesario en tonterías que consideramos indispensables y que en realidad son distracciones diseñadas cuidadosamente para mantenernos ocupados en asuntos sin importancia en lugar de concentrarnos en lo que realmente importa (estar sanos y tranquilos, tener una fuente de ingresos que no sea inmoral, tener comida y bebida suficientes, ropa de abrigo adecuada y un techo sobre nuestras cabezas). Y no, el placer y el hedonismo en todas sus formas no son cosas indispensables…

8. El tiempo pasa mucho más rápido de lo que podemos percibir, y no se recupera, así suene a tópico.

9. Si no definimos lo que es importante para nosotros y hacemos algo para acercarnos a ello de alguna forma, alguien más lo hará y dispondrá de nuestro tiempo a su acomodo, nos guste o no.

10. La muerte siempre está a un momento de distancia, así que, por qué preocuparse?

11. Lo que me sirve a mi, normalmente es total y completamente inútil para la mayoria, así que ahorremos frustraciones y malos ratos teniendo esta sencilla idea en cuenta cada vez que tengamos la “buena intención” de “ayudar” a alguien. Recuerden: “Toda buena acción tendrá su merecido castigo”. (Ver punto 5).

Random Ramblings

Hoy algunas ideas aleatorias que se me han ido ocurriendo en los últimos dias o frases sobre las que estoy reflexionando:

1. El grado de molienda definitivamente influye en el sabor y la calidad del café hecho en casa…

2. Hay más alternativas de las que creemos para todas las situaciones, así las consideremos total y absolutamente descabelladas.

3. Podemos hacer mucho más de lo que pensamos si dejamos a un lado nuestras costumbres habituales, esas mismas que creemos tan útiles y confiables.

4. La vida es tan corta que si invertimos el poco tiempo del que disponemos en tonterías y banalidades, puede que se haga incluso más fugaz o vacía de contenido.

5. Todo lo que pasa tiene un propósito, aunque por causa de nuestra miopía habitual no seamos capaces de verlo.

6. Las rutinas ayudan, y mucho, a alejar de la mente de las tonterias y banalidades que la suelen invadir (ver el punto 4)

7. De nosotros depende en qué invertimos nuestro tiempo, no de las circunstancias, personas o situaciones.

8. Si sabemos cual es nuestro estado basal, es muy posible que podamos modificarlo a voluntad.

9. Si no filtramos lo que entra en nuestro cuerpo o mente, perdemos automáticamente el derecho a quejarnos de los resultados o efectos que esto causa en ellos.

10. “En la vida sólo debemos preocuparnos por las cosas realmente importantes, sabiendo que nada es realmente importante como para que nos preocupemos por ello.” (F. Llinares)

11. El preocuparse, estresarse u obsesionarse por cualquier cosa no resuelve nada y si nos expone a males mayores que tal vez no tengan solución.

12. Si seguimos llevándonos la contraria por hacer caso a lo que llega de fuera en lugar de prestarnos atención, tarde o temprano pagaremos un precio que tal vez no podamos asumir de ninguna manera… (Y aún así, tendremos que hacerlo, nos guste o no)

13. De la arrogancia, el orgullo, los odios o las opiniones no queda absolutamente nada útil.

14. En la vida hay que ser práctico, dejando de lado las consideraciones ideológicas o los “ismos”, que lo único que hacen es separar y confundir.

15. Y esta última viene de un maravilloso libro que Marcela me regaló hace unos días y a la que le sigo dando vueltas:

“El futuro es un fantasma de manos vacías que todo promete y nada tiene”

(Victor Hugo)

Errores de cálculo

Una de mis discusiones recurrentes con Marcela es la de la utilidad o validez de los sentimientos y las emociones. La postura más controvertida y de casi imposible conciliación entre los dos es que estos no sirven para nada y alejan al individuo de la ecuanimidad y el poder ver la realidad tal cual es. Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. El “entrenamiento”(léase condicionamiento no consentido) que hemos recibido praácticamente desde que nacemos, hace que sea muy complicado imaginarse siquiera la posibilidad de ver las cosas tal como son, sin los filtros del drama y las ideas preconcebidas de cómo deberian ser de acuerdo a la escala de valores de turno.

Todo esto ha hecho que de una u otra forma, se cometan errores de bulto al apreciar ciertas situaciones que creíamos tener muy claras. El pensar que por los vínculos afectivos que podamos llegar a tener con ciertas personas y el hecho de conocerlas por largo tiempo, nos exime de analizar con lupa cada situación en la que se ven involucradas antes de emitir veredictos condenatorios hacia alguna de las partes, es una postura claramente equivocada y arrogante.

Es peligrosamente sencillo que la razón se vea obnubilada por ideas que llevan mucho tiempo presentes y que por ello, haya juicios y conclusiones que son, con casi total seguridad, erróneos y tendenciosos.

Lo bueno es darse cuenta, y al final del día, limitarse a observar el teatro en el que vivimos sin la necesidad de concluir, organizar, aconsejar o dirigir. Al fin y al cabo, la vida es una experiencia totalmente aleatoria que tiene todo el sentido del mundo (así no lo entendamos desde nuestro limitado punto de vista) y en eso, a pesar de todo, radica su peculiar encanto…

Amables Advertencias

La vida se encarga, de cuando en cuando, de recordarnos sutilmente que nada es permanente y que lo único seguro es el cambio y la incertidumbre, así suene a redundancia barata. Los acontecimientos van ocurriendo y nos vemos envueltos en ellos como la escena de cualquier película de guerra donde un grupo de soldados corren hacia un objetivo bajo una lluvia de balas enemigas. De pronto nos damos cuenta que uno de nuestros compañeros ya no está corriendo junto a nosotros, luego otro cae justo en frente y así sucesivamente, hasta que un proyectil aleatorio nos impacta (nunca mejor dicho) y queriéndolo o no, debemos dejar de correr para yacer inmóviles en el campo de los sueños que es esta existencia.

Cuando eso ocurre, hay dos opciones: que nos hayamos preparado de antemano y a conciencia para que una determinada situación cese de un momento a otro, teniendo en mente que todo es efímero y pasajero, o que aquello que ocurrió nos deje sorprendidos, impotentes y doloridos, porque no pensábamos que nos podía ocurrir…

Al final, lo único seguro es que todo acaba, de cualquier manera. Si ciframos nuestras esperanzas en esa falsa inmortalidad que nos han hecho creer que tenemos, el golpe recibido, venga de donde venga, será mucho más dificil de afrontar cuando llegue su momento inevitable…

Dispersiones

Es curioso lo que ocurre cuando me doy cuenta de lo que hago. Al acabar de leer la frase anterior, se puede pensar “pero, no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo acaso?” Parece que no. El poder dejar la corriente contínua de actividades y pensamientos hace que pueda ver con algo más de claridad que muchas de las acciones que llenan mi tiempo son una simple sucesión de hechos inconexos, y que al volver a la verdadera motivación que me impulsa, me percato de su futilidad y muchas veces, de su falta de sentido. Afortunadamente, ahora lo puedo ver, aunque no con la frecuencia que me gustaría. Pero bueno, vamos poco a poco, paso a paso. Al menos puedo saber cuando me estoy desviando así no me de cuenta en el preciso instante en que esto ocurre.