En 2010 (justo hoy, 20 de julio) se cumplen 200 años de la independencia de Colombia de la corona española. Por ello, varios escritores y actores del país han plasmado su particular respuesta a esta pregunta tan compleja: ¿Qué es ser colombiano, 200 años después? En este artículo de Francisco Celis, publicado en El Tiempo, que reproduzco a continuación, están sus diferentes puntos de vista. ¿Se acercan sus ideas a la realidad?
“Historiadores, escritores, actrices y un comediante intentan definir la colombianidad.
Eso de definir, a 200 años de la Independencia, qué venimos a ser los colombianos, tiene sus bemoles. Nadie entiende la pregunta o nadie sabe cómo coger un asunto tan obvio que casi suena impertinente.
El historiador y narrador Gonzalo España, se detuvo, de entrada, en el asunto de si hubo Independencia o no. “Creo que sí, somos libres, no somos esclavos de otra potencia, se dice que de EE. UU., pero es indirecta, matizada, no como antes, que los gobernantes españoles estaban aquí”, dice.
El escritor y crítico de cine Hugo Chaparro apunta hacia el tema de la identidad: “Somos un país construido con base en el prejuicio y debido a eso nos hemos venido definiendo en muchas cosas: los prejuicios geográficos nos hacen pensar que el mundo al otro lado de la frontera es otro planeta. La adjetivación de Gabo como ‘el Premio Nobel’ es para decir que no estamos tan mal con respecto a otras geografías; exhibimos un orgullo superlativo para disimular nuestras vergüenzas y detestamos la dependencia de otros países, pero si mi película es alabada en Cannes, entonces es mejor película”.
Entonces, ¿dónde dejan la “energía positiva” para el equipo, el 5-0, el Himno Nacional más bonito del mundo, la Fruna, la chocolatina Jet, el bocadillo de hoja, el calentado, el jugo de naranja con huevo crudo, la Pony Malta con leche y huevo, el desayuno con tamal, huevos pericos y chocolate con calao, el mago de semáforo, todos esos ‘pilares’ de nuestra identidad? ¿Y a Shakira y a Juanes dónde los dejan?
“Hoy somos seres independientes, atrofiados en la búsqueda constante del amor, con tendencias ambientalistas de reciente adquisición, cada vez con menos sentido del ahorro y con pánico a envejecer -dispara la actriz y comediante Alejandra Azcárate, a quien, no obstante, no todo le parece tan malo-. La colombianidad es tener la alegría de los españoles, la soberbia de los argentinos, el pragmatismo de los alemanes, la humildad de los bolivianos, el gusto de los franceses y el presupuesto de los peruanos”.
La experimentada actriz Vicky Hernández anota que en los contrastes es que radica nuestra esencia: “Tenemos las virtudes más grandes y los peores defectos. Alegres, ingeniosos, trabajadores, resistentes, podemos ser lo más indiferentes, irresponsables, apáticos como nación, desorganizados, incumplidos, tramposos… ¿Existirá otro país en el mundo donde sean tan fuertes los extremos? Ser colombiano no es fácil, es una labor ardua: lo mismo que nos salva es lo mismo que nos pierde”.
Para el historiador y novelista Juan Esteban Constaín, en 200 años de vida republicana el país sigue en obra negra. “Nos hemos convencido de las ‘posibilidades infinitas’ que alguien, hace siglos, nos dijo que teníamos, pero hemos demostrado que esas posibilidades no se han ido cumpliendo. También somos muy duros con nosotros mismos: para muestra este botón. Como dijo el historiador Jaime Jaramillo Uribe, “somos un país mediocre en el buen sentido de la palabra”. Una sociedad que, por lo general, se pliega a la moderación y a la medianía; no somos un pueblo excesivo, salvo para juzgarse a sí mismo”.
Según Constaín, incluso estamos muy cerca de alcanzar una concepción del mundo. “No todas las sociedades ni todas las naciones tienen ese conjunto de rasgos arquetípicos que los definen: Colombia sí. Desde el exterior uno percibe valores maravillosos como la solidaridad y la ingenuidad. Este país vive ufanándose de la malicia indígena y de la viveza, pero es tremendamente ingenuo. La gente, en realidad, no es agresiva: es amable, buena y solidaria”.
Con una mirada muy distinta, Antonio Sanint, comediante y actor de TV, señala: “Tenemos una cultura que es bastante fuerte y sólida, porque pese a las influencias norteamericanas en la moda, en el cine, en la música, todavía nos aferramos a lo nuestro. Pese a toda la tecnología todavía creemos en el núcleo familiar y eso es muy positivo. Somos un país feliz y que le fascina celebrar en familia y entre amigos”.
Pero todavía nos falta, dice. “Pasamos una época muy fuerte de la que estamos saliendo. Ahora nos estamos orientando hacia la cultura, el teatro, la música. Es increíble ver a Shakira en el Mundial y ver lo que hace Juanes. Tenemos una cultura que está poniendo a seres nuestros en lugares maravillosos”.