Parece ser, como decia Byung-Chul Han, que estamos definitiva y cómodamente instalados en la “Era de la Post-Verdad”, en la que paradójicamente, se prefieren las versiones “editadas”, “enriquecidas”, “embellecidas” y más “interesantes” a la aburrida y gris realidad de lo que ocurre en el terreno.
Como la gran mayoría de la gente ha sido condicionada con todo éxito (y nadie se salva de ello) para preferir la mayor cantidad posible de estímulos de manera incesante (léase más azucar, más condimentos, más violencia, más desnudos, más ruidos, más imágenes, más música repetitiva e idiotizante y un largo etcétera), cuando se presentan los hechos tal como están ocurriendo, simplemente los ignoran porque no tienen ese “punch” o “garra” de la que hablan los periodistas para ser dignos de su atención, lo que causa en que las personas se conviertan en loros decorativos o como diría alguien, en idiotas útiles que simplemente regurgitan lo que leen, escuchan o ven en medios de cada vez más dudosa fiabilidad, convirtiéndose en expertos ad-hoc de cualquier tema que se esté discutiendo en ese momento, contribuyendo enormemente, como dice un buen amigo, a crear más confusión y demora.
Las verdaderas víctimas de esta creciente corrupción son variadas: la tranquilidad y el silencio (necesarios para ejercer el discernimiento, la verificación de las fuentes y la capacidad de asimilar los datos a un ritmo asimilable para el cerebro humano), la ecuanimidad, el sentido común y lo más grave, la capacidad natural de percibir la realidad tal como ocurre.
El resultado? Una ansiedad y angustia interminables que creemos que se resuelven consumiendo aún más “basura”, porque no encuentro otra manera de llamar a todo lo que circula en los medios online y offline y un sentimiento de impotencia creciente que nubla nuestra capacidad de VER lo que tenemos delante de los ojos, anteponiendo lo que tragamos a lo que perciben nuestros sentidos, porque como decia Orwell: “Decir la verdad se ha convertido en un acto revolucionario”…
Y para terminar, una reflexión al vuelo: de qué nos sirve estar supuestamente enterados de todas y cada una de las supuestas conspiraciones y engaños que circulan si nuestra vida es un completo caos con una gran necesidad de atención?