Se han puesto a pensar ustedes alguna vez sobre que pasaría si por un día o al menos una hora, la gente decidiera ser franca y sincera? Que ocurriría si por una sola vez pudiesemos decir o confesar algunas o todas las cosas que guardamos en nuestro interior sin que se nos reprobase o juzgase? Cuales serían las consecuencias de dejar salir a todos esos “demonios” que nos atormentan pero que creemos que no podemos liberar? Si tuvieramos esa oportunidad y fueramos libres para elegir, la aprovecharíamos? Qué tan acostumbrados estamos a este mundo de falacias y mentiras, falsas intenciones, apariencias y engaños? Seríamos capaces de, al menos en una ocasión, ser coherentes y sin dobles intenciones? Revelaríamos nuestros deseos, del color que sean, a quienes se vean afectados por ellos? Confesaríamos nuestras faltas? Como un ejercicio lúdico, permítanse pensarlo un momento. Los resultados pueden ser sorprendentes…