Creo que muchos se estarán preguntando sobre todas esas noticias (que no salen en los diarios ni en los noticiarios controlados por los grandes conglomerados económicos) sobre el 2012, el fin del mundo, la frecuencia de Schumman, el cambio de conciencia, el fin del sistema financiero tal y como lo conocemos y temas similares. Hoy he decidido escribir un poco sobre todo esto porque es algo que creo nos afecta en general, y sobre todo, porque hasta los más incrédulos están ya notando los efectos de un ciclo que termina y otro que está por comenzar.
En lo personal, opino que ya es hora de cambiar la manera como hacemos las cosas. El acumular, el individualismo y cualquier forma de nacionalismo extremista van totalmente en contra de bien común, como ya se ha demostrado en innumerables ocasiones. De ahí que la mayoría de quienes habitamos este planeta estemos manifestando nuestro descontento sintiéndonos cada vez más incómodos con todo lo que pasa, aunque quienes controlan los grandes intereses económicos se empeñen en hacernos creer que hay otra realidad donde no podemos hacer nada y donde todo debe seguir igual.
Por qué hago tanto énfasis en el control? Porque gracias a este año sabático que he decidido tomarme, he podido darme cuenta de la gran mentira en la que estamos inmersos, la misma que unos pocos se esfuerzan por fortalecer a toda costa, sabedores de que el número de aquellos que, como decimos en mi tierra, ya “no comemos cuento”, o lo que es lo mismo, no tragamos entero, está creciendo y pidiendo explicaciones al injusto e insostenible sistema social en el que vivimos.
Es inaudito que, al ver que el sistema financiero que ha enriquecido a un grupo de privilegiados durante generaciones, se hagan sacrificios inconcebibles a nivel planetario para mantener el status quo, aún a sabiendas de la pobreza y el hambre extremos que se extienden a pasos agigantados por el mundo, precisamente gracias a la avaricia sin límite de aquello que sólo piensan en sus propios intereses, afectando a aquellos que creían ser inmunes a cualquier tipo de contratiempo financiero.
Qué nos espera? A mi modo de ver, el sistema actual, tanto político como económico, está absolutamente condenado. A pesar de las medidas extremas que se están tomando en la actualidad y los falsos signos de recuperación económica, nos dirigimos a un cambio radical, donde las prioridades y los intereses actuales cambiarán. El conocimiento, la riqueza y el status ya no serán los signos distintivos que diferencien a unos seres humanos de otros. Por el contrario, aquellos que conecten nuevamente con su propia naturaleza y de paso, con el mundo natural en el que habitamos, serán quienes por fin entiendan que no podemos devastar el lugar donde vivimos en aras de la comodidad o el beneficio inmediato, siendo totalmente egoístas en el largo plazo, pensando en cosas como “y si yo ya no estoy, para que me preocupo?”
El tener ya no será lo más importante. El ser y la conciencia global ocuparán su lugar. Desafortunadamente, hay personas para las que este cambio será insoportable y no podrán adaptarse a las nuevas “reglas del juego”. El sobrevivir será cosa del pasado. La vida será lo más importante, y desecharemos todo eso que nos sobra para concentrarnos en ser mejores seres humanos.
Supongo que muchos dirán que soy un ingenuo y que simplemente espero que venga una especie de “rayo vengador” que nos libre de todos los “malos” e “indeseables”. Nada más lejos de la verdad. Veo con mis propios ojos que cada día son más quienes deciden dedicarse a conocerse y entenderse, más que a distraerse en cosas sin importancia, porque han comprendido que el trabajo compulsivo, el consumo irresponsable o la esclavitud financiera no son una forma de vida digna ni deseable. Lo más triste es que quienes ven sus intereses afectados ahora o más adelante, luchan con todas sus fuerzas por “tapar el sol con un dedo”, sin darse cuenta que caminan hacia su propia destrucción.
Hemos desconectado de tal manera con la naturaleza, que estamos agrediendo el planeta en el que vivimos de una manera tan violenta que no damos tiempo a que se recupere para seguir sosteniendo la vida. Los seres que no son conscientes de este comportamiento son equiparables a los virus o a las plagas. El problema es que no tenemos otro sitio donde ir cuando acabemos con lo poco que queda del lugar donde vivimos. Lo peor es que nos parece normal destruir nuestro mundo, por ese adormecimiento al que nos someten cada día el entretenimiento, las noticias sesgadas y los problemas que nosotros mismos hemos creado.
Lo más triste es que los que levantan su voz para advertir de lo que estamos haciendo, son tildados de locos, brujos, estafadores o parias del sistema, haciéndonos creer que el no escucharles es la mejor forma de protegernos contra su “enfermedad”. Nos han repetido tantas veces que la nueva era y las ciencias naturales son obra del demonio, gracias a la “fabulosa” tradición judeo-cristiana, que todo lo que suene a natural o no químico es mirado con desconfianza…
Recuerden: si una mentira se repite suficientes veces, terminaremos por creer que es verdad. Eso es precisamente lo que hacen los medios masivos de comunicación, la individualidad inducida y el creer que somos superiores a aquellos que están en necesidad. Es el mejor caldo de cultivo para que se nos controle e incluso se nos haga creer que necesitamos ser controlados, regulando lo que vemos, comemos, hacemos y pensamos.
Es hora de despertar, de pensar por nosotros mismos, de movernos, de reaccionar, de manifestar nuestra opinión, de decir “ya basta”. La decisión está en manos de cada uno de nosotros…
Para terminar, algunas recomendaciones para fomentar la crítica y cuestionar la supuesta realidad en la que vivimos: