Ultimamente he estado pensando mucho en el apego. Sobre todo en el dolor que nos causa cuando nos separamos de aquello a lo que estamos unidos, en la facilidad con que construimos ese lazo invisible del que después nos cuesta tanto deshacernos. De alguna manera es bastante paradójico que demos por sentadas tantas cosas sabiendo lo cambiante que es el mundo en el que vivimos. Además, olvidamos rápidamente todo aquello que consideramos “cotidiano”: nuestros amigos, compañeros, la calle en la que vivimos, hasta nuestro propio aspecto (cuantas veces nos han preguntado “has engordado / bajado de peso? / Tienes el cabello más largo / corto?”). Y si, puede que sea una consecuencia de apreciarlo todos los días, pero no nos damos cuenta de esos sutiles cambios que a veces nos acercan más a nuestra propia perdición. Hace poco descubrí que desde hacía bastante tiempo no me “escuchaba a mi mismo”. Puede sonar algo extraño, pero nos acostumbramos tanto a lo que somos / tenemos / hacemos, que nos olvidamos de ello fácilmente.
Y entonces qué pasa cuando alguna de esas cosas / personas / situaciones “seguras” desaparecen? Viene la desesperación, el estupor, la rabia, la desorientación, en fin, creo que todos conocemos esas sensaciones. Es cierto que casi siempre nos adaptamos con éxito a todas las situaciones, pero sería mucho menos traumático si alguna vez pudiesemos comprender que la única certeza en este camino es que nada es estático, todo se mueve, la mayor parte de las veces a un ritmo frenético, y que absolutamente nada es para siempre…
Reflexión: El principio de acción y reacción de Newton como se sabe rige en el universo conocido.
Debido a esta vigencia existe el cambio universal, y permanente hasta que todas las fuerzas actuantes se equilibren.
Algo análogo indica el milenario Libro de los cambios de origen Chino.
Que el cambio es la regla, que lo único permanente es el cambio.
Por ende, en el ser humano, el apego motivado por la fuerza emocional no puede ser una constante natural sino una variable con valores mudables sujeto a los vaivenes sentimentales y emocionales de los individuos. Jovialiste. http://personales.ciudad.com.ar/brieux/107.html
Me admira la reflexión anterior por la profundidad de su pensamiento.