Todos los días, a casi todas horas, hay noticias espeluznantes sobre masacres, matanzas, violencia, robos, desfalcos, hambre, guerra, codicia y ambición sin límites. No podemos escapar a la avalancha informativa con que nos bombardean contínuamente, así nos aislemos hasta las últimas consecuencias. Siempre terminaremos sabiendo qué ocurre. Hace bastante, escribí algo sobre el futuro, donde cuestionaba esos avances maravillosos en todos los campos que nos permitirían tener una vida mejor, pero que nunca llegaban. Ahora, hago otra pregunta: vale la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo en mejorar la salud, acabar con el hambre o en difundir la educación, si nos estamos matando los unos a los otros, activa y pasivamente (no solamente las balas acaban con las vidas ajenas, también la indiferencia, el derroche y la ignorancia) todos los días y en todo el planeta?
A donde pretendemos llegar? Seguimos pensando ingenuamente que todo se resolverá y que el asunto “no es conmigo”? Cada vez me produce más nauseas el oir hablar a los políticos de ayuda a la inmigración, con cantidades irrisorias, y a la vez estar ahogando lentamente a todo un país con créditos impagables o tecnología fuera del alcance de sus posiblidades.
Cuando haremos las cosas con fundamento y no para quedar bien?