Cuarenta y Siete (o 22 y 25)

Ayer me preguntaron cual era la mayor diferencia que había notado al completar 47 vueltas alrededor del sol, y lo primero que se me vino a la mente fue decir: “Me parece que el miedo a tantas cosas ha disminuido de manera sustancial”. Y al analizar la frase con un poco más de calma, me percaté de que efectivamente, con el pasar del tiempo, la percepción de lo que está “bien” o “mal” va cambiando considerablemente, haciendo que la vida se vuelva más una historia que me incita curiosidad que una carga con la que lidiar.

Como dijo Marcela de manera sabia: “Celebramos que cumplas 22 con 25 años de experiencia…”. No pude haber pasado este aniversario y tantos otros días en mejor compañía… Gracias de nuevo…

Questionnaire

Un poema de Wendell Berry, una vez más, sobre la estupidez colectiva que campa cada vez más a sus anchas en esta sociedad enferma en la que vivimos. Para reflexionar:

Questionnaire

1. How much poison are you willing
to eat for the success of the free
market and global trade? Please
name your preferred poisons.

2. For the sake of goodness, how much
evil are you willing to do?
Fill in the following blanks
with the names of your favorite
evils and acts of hatred.

3. What sacrifices are you prepared
to make for culture and civilization?
Please list the monuments, shrines,
and works of art you would
most willingly destroy.

4. In the name of patriotism and
the flag, how much of our beloved
land are you willing to desecrate?
List in the following spaces
the mountains, rivers, towns, farms
you could most readily do without.

5. State briefly the ideas, ideals, or hopes,
the energy sources, the kinds of security,
for which you would kill a child.
Name, please, the children whom
you would be willing to kill.


Cuestionario

1. Qué tanto veneno está dispuesto
a comer para el éxito del libre
mercado y el comercio global? Por favor,
nombre sus venenos preferidos.

2. Por el bien de la bondad, cuanto
mal estaría dispuesto a hacer?
Complete los siguientes espacios en blanco
con los nombres de sus males y actos de odio favoritos.

3. Qué sacrificios está preparado a hacer
por la cultura y la civilización?
Por favor enumere los monumentos, templos
y obras de arte que destruiría voluntariamente.

4. En el nombre del patriotismo y
la bandera, cuanto de nuestra amada tierra está dispuesto a profanar?
Haga una lista en los siguientes espacios de
las montañas, rios, ciudades y granjas
de las que podría prescindir más facilmente.

5. Describa brevemente las ideas, ideales o esperanzas,
las fuentes de energía, los tipos de seguridad
por los cuales asesinaría a un niño.
Nombre, por favor, los niños a quienes
estaría dispuesto a asesinar.

Amables Advertencias

La vida se encarga, de cuando en cuando, de recordarnos sutilmente que nada es permanente y que lo único seguro es el cambio y la incertidumbre, así suene a redundancia barata. Los acontecimientos van ocurriendo y nos vemos envueltos en ellos como la escena de cualquier película de guerra donde un grupo de soldados corren hacia un objetivo bajo una lluvia de balas enemigas. De pronto nos damos cuenta que uno de nuestros compañeros ya no está corriendo junto a nosotros, luego otro cae justo en frente y así sucesivamente, hasta que un proyectil aleatorio nos impacta (nunca mejor dicho) y queriéndolo o no, debemos dejar de correr para yacer inmóviles en el campo de los sueños que es esta existencia.

Cuando eso ocurre, hay dos opciones: que nos hayamos preparado de antemano y a conciencia para que una determinada situación cese de un momento a otro, teniendo en mente que todo es efímero y pasajero, o que aquello que ocurrió nos deje sorprendidos, impotentes y doloridos, porque no pensábamos que nos podía ocurrir…

Al final, lo único seguro es que todo acaba, de cualquier manera. Si ciframos nuestras esperanzas en esa falsa inmortalidad que nos han hecho creer que tenemos, el golpe recibido, venga de donde venga, será mucho más dificil de afrontar cuando llegue su momento inevitable…

Psicología de un vencido

Augusto dos Anjos es uno de los escritores de poesía más populares de Brasil, y fue conocido como el poeta de la enfermedad y la muerte. Me encontré su obra de casualidad hablando de corrupción y males endémicos y sus versos reflejan precisamente esa desesperanza vital que caracteriza los tiempos actuales. Hay que tener en cuenta que sus poemas datan de 1912 y sólo se publicó un libro con sus pensamientos, llamado “Eu”. Disfruten uno de ellos:


Psicologia de um vencido

Eu, filho do carbono e do amoníaco,
Monstro de escuridão e rutilância,
Sofro, desde a epigênese da infância,
A influência má dos signos do zodíaco.

Profundissimamente hipocondríaco,
Este ambiente me causa repugnância…
Sobe-me à boca uma ânsia análoga à ânsia
Que se escapa da boca de um cardíaco.

Já o verme — este operário das ruínas —
Que o sangue podre das carnificinas
Come, e à vida em geral declara guerra,

Anda a espreitar meus olhos para roê-los,
E há-de deixar-me apenas os cabelos,
Na frialdade inorgânica da terra!


Psicología de un vencido

Yo, hijo del carbono y del amoníaco,
Monstruo de oscuridad y rutilancia,
Sufro, desde la epigénesis de la infancia,
la mala influencia de los signos del zodíaco.

Profundísimamente hipocondríaco,
Este ambiente me causa repugnancia…
Sube a mi boca un ansia como el ansia
Que escapa de la boca de un cardíaco.

Ya el gusano – ese obrero de las ruinas –
Que la sangre podrida de las matanzas
Come, y a la vida en general declara guerra,

Va acechando mis ojos por roerlos,
Y ha de dejarme sólo los cabellos,
¡En la frialdad inorgánica de la tierra!

Happiness

Un pequeño recordatorio sobre la futilidad de (casi) todo lo que hacemos y la perfección de la sencillez. Como decimos por aquí, al que le caiga el guante…

No puedes tenerlo todo

Emily Levine – Maria Popova – BrainPickings

Un poema de Emily Levine, poetisa, comediante y filósofa recientemente fallecida, sobre la riqueza de la vida, aún con las limitaciones que en ocasiones (sin razón) nos sacan de quicio. Disfruten por favor:

YOU CAN’T HAVE IT ALL

But you can have the fig tree and its fat leaves like clown hands
gloved with green. You can have the touch of a single eleven-year-old finger
on your cheek, waking you at one a.m. to say the hamster is back.

You can have the purr of the cat and the soulful look
of the black dog, the look that says, If I could I would bite
every sorrow until it fled, and when it is August,
you can have it August and abundantly so.

You can have love, though often it will be mysterious, like the white foam
that bubbles up at the top of the bean pot over the red kidneys
until you realize foam’s twin is blood.

You can have the skin at the center between a man’s legs,
so solid, so doll-like. You can have the life of the mind,
glowing occasionally in priestly vestments, never admitting pettiness,
never stooping to bribe the sullen guard who’ll tell you
all roads narrow at the border

You can speak a foreign language, sometimes,
and it can mean something. You can visit the marker on the grave
where your father wept openly. You can’t bring back the dead,
but you can have the words forgive and forget hold hands
as if they meant to spend a lifetime together.

And you can be grateful for makeup, the way it kisses your face, half spice, half amnesia, grateful for Mozart, his many notes racing one another towards joy, for towels sucking up the drops on your clean skin, and for deeper thirsts, for passion fruit, for saliva. You can have the dream, the dream of Egypt, the horses of Egypt and you riding in the hot sand

You can have your grandfather sitting on the side of your bed,
at least for a while, you can have clouds and letters, the leaping
of distances, and Indian food with yellow sauce like sunrise

You can’t count on grace to pick you out of a crowd
but here is your friend to teach you how to high jump,
how to throw yourself over the bar, backwards,
until you learn about love, about sweet surrender,
and here are periwinkles, buses that kneel, farms in the mind
as real as Africa.

And when adulthood fails you, you can still summon the memory of the black swan on the pond of your childhood, the rye bread with peanut butter and bananas your grandmother gave you while the rest of the family slept

There is the voice you can still summon at will, like your mother’s,
it will always whisper, you can’t have it all,
but there is this.

Una pequeña oda a la quietud

Me encontré con este poema por accidente en Reddit y creo que vale la pena compartirlo, especialmente en estos tiempos de búsqueda frenética de ocupaciones y oficios sin fin, siguiendo un poco la estela de Byung-Chul Han, que explica en su maravilloso libro “La Sociedad del Cansancio”, que el disponer de todas las opciones disponibles no siempre es positivo, sino que puede causar un desasosiego e intranquilidad permanentes. Juzguen ustedes:

‘Perhaps I could listen to podcasts,’ he spoke –
‘Or go to the gym with the fittest of folk.
Perhaps I could run, or perhaps I could hike –
Perhaps I could ride on a second-hand bike.

‘Perhaps I could wander and gaze at the stars –
In search of the Moon or for Saturn and Mars.
Perhaps I could pick up my pencil and write –
Or practice my singing,’ he sang with delight.

‘Perhaps I could stumble on something to do –
Adopting a whimsical hobby or two –
A striking distraction to fill up my head!
It’s just…

well it’s just…

… I don’t want to,’ he said.