Dedicación y entrega

El martes estuve dándome una vuelta por Barcelona después de trabajar y terminé (como no) cenando en un restaurante japonés de cuyo nombre no quiero acordarme porque quedé bastante decepcionado con la calidad de la comida. Lo que me llamó mucho la atención, y creo que pagó con creces la Kirin que me bebí (además de unas guiozas medianamente decentes), fue la actitud de uno de los cocineros.

Estoy casi seguro que era japonés, sus facciones y rasgos no eran chinos, que es lo habitual en estos establecimientos, y transmitía un aire de dignidad y tranquilidad enormes mientras hacía su trabajo. El verlo envolver lentamente pero con seguridad y maestría los rollos de nori, el arroz y el atún, sin perder en ningún momento la compostura, me transportó brevemente a las calles de Tokyo, donde este tipo de establecimientos abundan y no han perdido ese “toque artesanal” que los hace entrañables. El producto final era perfecto y bien elaborado. “Un placer al comerlo”, pensé, aunque no pedí en esta ocasión ninguna variedad de sushi.

Comencé a pensar que podría estarle pasando por la cabeza en ese momento. Qué circunstancias extraordinarias le habrían llevado a estar en esa ciudad, tan alejada de su país, preparando comida para transeúntes despistados que poco o nada valorarían su trabajo delicado y preciso. Durante el poco tiempo que estuve allí, no lo vi pronunciar una palabra. Estaba totalmente concentrado en lo que hacía, como si el mundo bullicioso y superficial que le rodeaba simplemente no existiera. Pero aún y todo, hacía gala de una serenidad profunda, cosa poco habitual en un establecimiento del tipo “fast food”, aunque el sitio no era exactamente eso.

“Al final”, pensé luego, “todo es un problema de actitud”. De cómo nos tomemos las cosas y aceptemos la realidad depende el resultado que obtengamos. Hace poco leí un libro que me impresionó, y en un apartado que me gustó particularmente decía: “no te tomes nada a nivel personal”. Creo que era esto precisamente lo que estaba haciendo aquel cocinero asiático en medio de un mundo completamente ajeno. Trabajaba con pasión y sin resentimiento. O como diría Seth Godin, estaba simple y llanamente creando arte. Y lo aplaudo por ello.

Darth Vader (y otros) en tu GPS más cercano

La compañía Tom Tom, famosa por sus dispositivos de navegación, acaba de lanzar un pack con voces de varios personajes de la Saga Star Wars. Así que si nos atrae el lado oscuro, podemos dejar que Darth Vader nos guíe hacia nuestro destino. Para la muestra, un botón: el video de la sesión de grabación de su voz. Y ríanse mientras no esté mirando…

Remind Me

Hace tiempo que vi este video y me sigue llamando la atención por su estética y sobre todo, porque a veces nos olvidamos de lo compleja que es la vida que vivimos y todo lo que se necesita para que podamos hacer nuestras tareas cotidianas. La música es de Röyksopp, una banda noruega que me gusta mucho.

El duro arte de crear

De esto ya he hablado otras veces, pero en ocasiones me resulta especialmente complicado encontrar el tiempo y la inspiración para sentarme y plasmar mis ideas. Sé que lo necesito, que me resulta reconfortante, pero el “cerebro de reptil” como bien lo llama Seth Godin, lucha con todas sus fuerzas para evitar la crítica, el fracaso o que alguien se ría de lo que escribo. En muchas ocasiones gana la batalla, sin apenas tener resistencia de mi parte, pero de un tiempo para acá, estoy aprendiendo a darle lo que quiere y a que vea que el errar o equivocarse no es tan malo ni tan catastrófico como cree.

El no romper la cadena resulta complicado. Pero lo es más aún, en el largo plazo, dejar para mañana aquello que nos resulta importante para reconfortar el espíritu, dejándonos envolver en las banalidades diarias que poco o nada aportan a nuestro crecimiento personal.

Lo curioso es que, cuando he dejado de luchar contra el “reptil” y comienzo a tomármelo con más calma, las ideas fluyen de manera espontánea y no me cuesta transcribir aquellos pensamientos relampagueantes que cruzan por mi cerebro. Me alegra y me satisface. El dejarse estar, como me decía alguien hace algún tiempo, tiene sus ventajas, pero es un arte que hay que cultivar y practicar con asiduidad…

Reflexiones en un día soleado de primavera

Heme aquí, de vuelta tras una larga ausencia, plagada de contradicciones literarias (es decir, ganas de escribir, muchas ideas frescas pero sin poder encontrar el momento preciso). Aunque en algunas ocasiones me siento “culpable” por no ser lo suficientemente disciplinado para escribir regularmente las cosas que me parecen importantes, en otras (la mayoría afortunadamente) me encuentro experimentando muchas de las cosas sobre las que escribía y teorizaba desde la comodidad de mi atalaya, sin querer profundizar en la experiencia.

Pueda ser que lo que acabo de decir suene a que mucho de lo aquí plasmado sea el fruto de la imaginación y no de experiencias reales. Nada más lejos de la verdad. Simplemente, antes me especializaba en relatar, proyectar, imaginar y describir lo que me parecía más adecuado o que se acercaba en mayor medida a mis pensamientos, y ahora ocurre que la realidad se impone y prefiero experimentarla de primera mano y luego, si se tercia y realmente vale la pena, dejar constancia para quien quiera tomarse el tiempo de leer mis ideas. Incluso para mi mismo, como una manera de hacer retrospectiva y aprender de lo que ha ocurrido antes, que normalmente se va perdiendo en el frenesí incesante en el que se ha convertido la existencia en esta sociedad hiper-conectada.

Nunca es tarde para recomenzar. Y ahora, como en cualquier otro momento, la ocasión es buena para contar lo que me pasa por la cabeza, sea real o no…

¿Y tú, de quien eres esclavo?

Parece que cada vez más la gente se da cuenta de la inutilidad de los bancos para casi todo, exceptuando posiblemente, el enriquecimiento obsceno de sus dueños. Lo que me parece triste es que, a pesar de esto (el darse cuenta), nadie hace nada, como si el sistema bancario fuera la única opción que existiera para proporcionar medios financieros para adquirir bienes o servicios.

Lo más grave es saber que todos, repito TODOS los bancos están en quiebra porque no tienen ni el 10% del dinero que la gente ha depositado en ellos. En alguna ocasión, hablé de ciertas medidas que podríamos tomar para que este sistema de esclavitud encubierta se derrumbe de una vez por todas, como el dejar de usar medios de crédito, utilizar efectivo para todas las operaciones y mejor aún, hacer un retiro masivo del dinero depositado en ellos, sin nombrar comportamientos más “extremos” (y saludables para la gente) como el dejar de pagar todas las obligaciones contraídas al unísono.

Sin embargo, la gente no se convence. Seguimos pagando comisiones abusivas por pasar dinero de un lugar a otro o lo que es peor, por usar al banco de “garante” de nuestras obligaciones. Me refiero a los avales bancarios para alquileres y otros negocios. Si bien es cierto que el banco tiene que cobrar una cantidad por dicho servicio, lo que me molesta es que ofrezcan la “posibilidad” de reducir el coste del mismo si dejamos nosotros mismos el dinero necesario para la operación “retenido” en la entidad. Oigase bien: además de trabajar nuestro dinero, NOS COBRAN por “prestárnoslo”. Es una absoluta vergüenza.

Pero nada, la gente sigue pagando y pagando como si fuera lo que hay que hacer. Sin embargo, el otro día leía que los chinos que se establecen en España y montan negocios por montones (las famosas tiendas de todo a cien, a un euro ahora) nunca emplean bancos. Todo lo hacen usando riguroso contado. Y están quebrados o endeudados? Creo que no. Sé que existen otras consideraciones como el abuso a los trabajadores de este colectivo, pero no quiero hablar de ello ahora. El punto es que demuestran que es posible trabajar sin ningún tipo de intermediación y conseguir los mismos resultados.

Que queremos adquirir una casa que no podemos pagar? No hay problema, vamos al banco! Y lo que estamos haciendo en realidad es entregar toda nuestra vida (han visto las hipotecas a 50 años?) a unos usureros a quienes poco o nada importa lo que nos ocurra.

Por si no me he explicado bien, dejo un vídeo muy didáctico. Es un fragmento de la película “El Concursante” que recomiendo para aquellos que todavía valoran su libertad y no quieren ser víctimas de un sistema corrupto que afortunadamente ya da visos de resquebrajarse. Y atención, el que esto se produzca antes o después, depende única y exclusivamente de nosotros mismos, no de nadie más, como nos han venido haciendo creer por años y años…

Inglorious Basterds

El otro día vimos esta película con Luis y Sol, y debo confesar que, aunque no me llamaba mucho la atención, terminé divirtiéndome mucho con ella, no tanto por la calidad o la historia, sino más bien por la actuación impecable de ciertos personajes donde se aprecia claramente el “Toque Tarantino”.

La historia es simple: un grupo de soldados aliados judios-americanos constituyen una “unidad de élite” llamada los Bastardos, para sembrar el terror y causar pánico en las filas alemanas al adentrarse en su propio territorio para perseguir y aniquilar patrullas, mandos medios, generales y todo lo que encuentren a su paso. Pura y simple guerra de guerrillas con un toque de sicosis colectiva. Son especialmente conocidos por su crueldad y por dejar estampada una esvástica en la frente de sus pocos supervivientes con un cuchillo gigantesco, como una prueba macabra de que son reales y para que no olviden jamás en que bando lucharon, además de ser fácilmente identificables por quienes se topen con ellos.

La situación se complica al aparecer una oportunidad inesperada: la plana mayor del nazismo se reunirá en un pequeño cine de Paris por una carambola histórico-romántica, para asistir al estreno de una película que exalta las “hazañas” de un soldado alemán que eliminó a centenares de enemigos en el asedio a una población. Los aliados lo saben y quieren conseguir un golpe de efecto que, de ser exitoso, acabará con la guerra. Para ello buscan a los bastardos y urden un plan para introducirse en la función con la ayuda de una doble agente alemana. Con lo que no cuentan es con el ánimo de venganza de una franco-judía que vio como un coronel de las SS asesinaba a toda su familia…

A partir de ahí, pasan cosas de todo tipo, que es mejor ver directamente en la película. Lo mejor? El coronel Landa: inteligente, despiadado, galante, mordaz y astuto. Perfecto hijo de su creador. Lo peor? Que hay desenlaces predecibles y por tanto, aburridos. Lo más divertido? Todo. Especialmente cuando acaban con quien deben acabar…

No es una obra maestra, pero si apta para pasar un buen rato en el cine o el salón con amigos en una tarde-noche apacible. No recomendada para quien no guste de un poco (bastante) de violencia gratuita o que no disfrute con el género bélico.

Ataque de Pánico

Este corto es una muestra (espectacular) de lo que puede hacerse con mucha creatividad y muy poco presupuesto (300 dólares para ser más exactos). Gracias a su trabajo, un conocido estudio ha contratado a los creadores por alrededor de 30 millones de dólares. Enseñanza? Las cosas hay que hacerlas AHORA y no soñar despiertos esperando un mañana que tal vez no llegue nunca…