Llevo una buena temporada sin escribir. Sin embargo, han pasado muchas y variadas cosas en mi vida en estas semanas. He viajado bastante y conocido gente que nunca imaginé que se cruzaría en mi camino. Las experiencias positivas y las coincidencias se abrieron paso y me llenaron de sabiduría, momentos inolvidables y alegrías.
Algo que me llamó particularmente la atención fue una frase que surgió en una conversación con mi amigo Eric, un alemán especial que está viajando por el mundo para encontrar su nuevo hogar. Me contó que, al vivir en Sudáfrica, había aprendido miles de cosas que no le ocurrirían en su Alemania natal, bastante acartonada y rígida para su gusto, en toda su vida. Volviendo a la frase, me cuenta que en Sudáfrica es posible encontrarse con un letrero que dice “Gone Fishin´” en casi cualquier circunstancia y lugar. Esto puede significar que la persona puede volver en cuestión de 5 minutos o 5 días, por poner un ejemplo.
Después de reírme de buena gana, pensé en todo lo que hay detrás de esta frase aparentemente tan sencilla. Vivimos cada vez más rápido, sin saber muchas veces (o casi siempre) a donde vamos. Y a aquel que trata de salirse de este ritmo frenético lo tachamos de improductivo, vago, parásito o cualquier cosa similar o peor. A veces el cuerpo nos pide parar, descansar, relajarnos, desconectar, pero asociamos esto con pereza o cualquier adjetivo calificativo malo que se nos ocurra. No nos hacemos caso, hasta que de pronto, nuestro ser dice basta y caemos enfermos o peor, morimos.
Esta frase encierra mucha sabiduría. Es el poder sentir de verdad, no solamente fingir o esperar a que ocurra un incidente o evento tremendamente impresionante para que se activen todos nuestros mecanismos. Es vivir conectados, experimentando lo que hay alrededor, en comunión con el todo. Es salir de la alarma, ir al ritmo del planeta, a nuestro propio paso, sin esperar o quedarnos atrás.
Creo que todos deberíamos “irnos de pesca” más seguido…