Es así. En la vida conocemos a muchísimas personas: algunas nos llaman la atención, otras simplemente pasan por nuestra vida para desaparecer en las sombras del olvido, e incluso hay gente que nos toca el corazón y nos “marca” de alguna manera. No voy a hablar hoy de las personas que han influido positivamente en mi vida, que saben de sobra los felices momentos que hemos compartido a lo largo del camino. Hoy me voy a referir a los otros, a aquellos que me hacen dudar de la viabilidad de la naturaleza humana, a los cobardes, a los mentirosos, a los que quieren posar de redentores, a los megalómanos de pacotilla, a los falsos amigos…
Si, a todos esos en los que estamos pensando cuando leemos esto (siempre se nos cruza alguien así en el camino). Últimamente he leído que es necesario que exista una contrapartida para apreciar la verdadera y total dimensión de las cosas. Pero estos parásitos, indignos representantes de la escoria en la que han crecido, no sirven ni para eso. Al contrario, son tan absolutamente inútiles que ni siquiera alcanzan a comprender que tienen una misión.
Se me vienen a la cabeza un par de personas muy específicas, de las que ni siquiera es necesario mencionar el nombre. Ni siquiera hace falta que lean esto. el universo es muy sabio y le hará llegar el mensaje de la mejor manera posible (entendiéndose la mejor manera como el más dulce de los castigos: ese que no se nota y que no se ve venir). Hablo de esas que confunden la amistad con la sumisión, que consideran a los demás una herramienta burda para creer (ilusión, vana ilusión) que el mundo gire a su alrededor, que simple y llanamente piensan que su vida y su universo son la creación perfecta, sin considerar o pensar en toda la gente que han atropellado, humillado, o simplemente utilizado.
Solía pensar que la juventud o ciertas circunstancias eran los gérmenes creadores, pero hay especímenes que nacen de tal manera que viven engañados y engañando. Lo peor es que ni siquiera se dan cuenta que caminan hacia su propia perdición (aunque sigo sin entender por qué no ocurre pronto) y que a nadie importan lo mas mínimo, simplemente son tolerados con lástima. Por qué se les soporta, sin condenarles al ostracismo, a esa soledad a la que aspiran, de forma absoluta y contundente?
Me divierte sobremanera ese imperio de opereta que montan a su alrededor, construido a base de estupidez, una pasión desmesurada por si mismos, y usando a los que tienen la poca fortuna de acercarse a ellos, como peones en un juego absurdo que nadie, ni siquiera ellos, entienden. Y que decir de esos que deambulan buscando la lástima de los demás, haciendo pataletas de niño cuando algo no sale o no ocurre como les conviene. Patético.
Eso si, algo más he vivido y todo lo que sube, tiene que bajar. Siempre se encuentra la horma de tu propio zapato. Aunque la verdad, es una lástima no poder (o no querer, en realidad) estar allí para verlo cuando ocurra, y grites “no hagan olas…”. Ten la plena seguridad de que haré todas las que pueda. (No me voy a molestar en explicarte esto, ya que con tu limitada inteligencia, no podrías entenderlo).
Mis más sinceros deseos porque te pudras de la manera más dolorosa, descarnada y solitaria posible… Aunque creo que no soy el único que lo desea.
(Al final, después de escribir todo esto, creo que el esfuerzo invertido es mucho más de lo que merecen estos seres). Y para acabar, recuerda que “Por más que te empines, nunca llegarás a la altura de mi desprecio…”
Alguien ha leído esta nota y creo, se ha sentido ofendido. No reproduzco el comentario porque daba vergüenza ver la ortografía y la mala redacción. Amigo o amiga: gracias por el consejo. Cuando miro en mi interior, veo manchas, esas que han dejado personas como las que describo en las líneas precedentes. No podía seguir callando. Está muy bien eso de pretender estar por encima del bien y del mal, pero al ver que nadie reaccionaba (o al menos, yo no lo veía), había que hacer algo. Puede que no cambie nada, pero al menos he contribuido, en mayor o menor medida, a llamar la atención, que era mi objetivo.
Joder Alvaro,
nunca te había visto tan enfadado!
Recuerda que es bueno expresar la ira pero mejor es no sentirla.
Tu eres un tio fenomenal, no dejes que nadie te haga tanta pupa.
Hasta pronto petardo!!
Me encanta ver que mis reflexiones no caen en saco roto, y especialmente cuando las respuestas vienen de personas como tu Francesc, que van mucho más allá y ven lo que realmente importa de las personas. Tus palabras son sabias: expresar ira es saludable, pero no así sentirla. A veces tengo la tentación de dejarme llevar por esos sentimientos, pero es cuando el universo me recuerda lo fantástica que es la mayoría de la gente que me rodea. Eso es lo que más me gusta de vivir! Gracias camarada, por mostrarme una vez más, que todo vale la pena.
Querido Amigo:
Te recomiendo que pruebes el vino blanco “Viña Esmeralda” de bodegas Torres, que conste que no soy insensible a tu comentario, pero esta puede ser otra forma de tomarse el asunto. Un abrazo.
Es mas fácil denunciarlo en la Red, anónimamente, que plantearlo cara a cara con esas personas.. En cuanto a si alguien que se ha comportado mal contigo o conmigo va a ser inevitablemente castigado, hay dudas…
El post solo me plantea un interrogante: de verdad se puede de acusar de megalomanía a alguien cuando estas hablando de su destino inevitable, ideado por ti mismo?
¿De que sirve odiar a alguien?
Si estas en contra de los extremos… por qué estas personas son “absolutamente malas”?
Estoy de acuerdo en que odiar a alguien no sirve de nada, aunque, como comenté antes, el expresar nuestra discrepancia hacia ciertas actitudes es sano y constructivo.
El destino no es inevitable: lo creamos y recreamos cada momento. La predestinación, así como la suerte y las coincidencias, no existen.
Y, aunque suene contradictorio, en ciertas ocasiones es necesario tomar partido, y de ahí mi concepto de la maldad “absoluta”.
Por último, los destinatarios de mi nota ya conocen mi opinión en persona…