No sé si es porque es el último post del año, o porque últimamente he estado pensando bastante en estas dos palabras, pero bueno, sea lo que sea, mi principal propósito para 2008 es el de darle más importancia al fondo que a la forma. Algunos pensarán que es un deseo bastante “estándar”, pero una vez que nos hemos dado cuenta de la verdadera razón por la cual el fondo es lo más relevante, el tener esta intención cobra un nuevo significado. No se trata simplemente de un deseo vacío o un propósito como cualquier otro. Lo veo más como un cambio importante, como el comenzar una nueva etapa con más madurez, paciencia, sabiduría (espero) y sentido común, dejando atrás muchas cosas que, viéndolas en perspectiva, antes eran importantes pero ahora carecen de todo significado.
Me refiero, sin darle más vueltas, al interior. A lo que somos realmente. A nuestra esencia. Esa que tenemos tan abandonada y descuidada por fijarnos o buscar infructuosamente en el exterior aquello que siempre hemos tenido guardado. Tal vez esto suene un poco esotérico, pero se reduce a una o más preguntas del tipo: “soy feliz?”, “qué me produce satisfacción?”, “qué me hace vibrar?”, “hago ahora lo que me produce felicidad?”, “mi vida es una sucesión de buenos momentos o un caminar interminable por un yermo donde nunca pasa nada que me agrade?”, “hago algo todos los días por estar mejor conmigo mismo?”, “tengo alguna ilusión o sueño que me impulse a seguir adelante?”, “he hecho algo últimamente por que el mundo sea un lugar mejor para vivir?”, “he renunciado a una de mis pasiones por dinero / imagen / amigos / conveniencia?”
No se preocupen si no pueden responder a alguna o a todas las preguntas anteriores. El simple hecho de darse cuenta de que existen o el que nos hagan pensar es una buena señal. Y recuerden, si bien hoy es una fecha en la que tradicionalmente se hace balance y se mira al futuro con confianza, como la oportunidad de un nuevo comienzo, cualquier momento es bueno para comenzar. Un buen 2008 para todos y todas.