Supongo que todos habrán oido alguna vez eso de “Ten cuidado con lo que pides, porque puede que se cumpla”. Es curioso como puede llegar a confundirse lo que se desea con lo que realmente se quiere. Suena algo extraño, pero no lo es. La vida se especializa en presentar espejismos tan reales que atraen irremisiblemente. Pero cuando creemos estar lo suficientemente cerca para alcanzarlos, nos damos cuenta de que no existen. Y viene la desorientación, las dudas, el arrepentimiento, el dolor y a veces, el pánico. Que pasaría si todos supieramos exactamente lo que queremos? Y si decidieramos caminar hacia allí con determinación, sabiendo que la recompensa es considerable? Donde quedarían los sueños y las ilusiones? Aunque, sinceramente, a veces pienso que renunciaría con gusto a ciertas emociones a cambio de ver por un segundo cual es y donde está el objetivo…
Si pudiera pedir sólo un deseo, creo que escogería la sabiduría, para saber enfrentar esas situaciones que a diario me ponen a prueba. Lo demás vendría por añadidura… Puede que sea un poco aburrido, desde cierto punto de vista, pero sin duda sería un alivio el saber que puedo avanzar con paso seguro, así algunas veces vaya rápido y otras no tanto. Eso si, uno de los efectos colaterales sería, indudablemente, la soledad, porque en estos tiempos del ruido, a casi nadie le gusta aquel que conoce la mayoría o todas las respuestas, porque produce incomodidad y un desagradable sentimiento de inferioridad en quienes le escuchan, lo bueno sería que sabría cómo reaccionar ante ella, incluso hasta le permitiría entrar en mi vida con agrado y sin aprensión.
En fin, otra frase célebre: soñar no cuesta nada…