Segundo día de fisioterapia. El dolor persiste pero comienza a remitir, aunque muy lentamente. Curiosamente, los ejercicios que me han prescrito son bastante parecidos a los que hacía cuando tenía la férula: Contracción y relajación de los músculos, y aplicación de frio en la zona para reducir la inflamación. De todas formas, no es nada fácil decirle al cuerpo que deje de tener miedo y que poco a poco puede volver a acostumbrarse a usar esa parte que tuvo el problema.
El primer día fue muy duro, porque el dolor era bastante intenso, aunque con un poco de ayuda y aguante, pude superar la prueba con relativa facilidad. Lo mejor de todo fue ver que al final de la sesión, y a pesar del maltrato, ya podía estirar la pierna bastante más. Algo que creo influyó mucho fue el buen ambiente que reina en el centro donde voy. Los fisioterapeutas animan incansablemente a todos los que tenemos que estar allí y siempre tienen una sonrisa a flor de labios para solucionar cualquier problema. Se nota que les gusta lo que hacen y que se toman su trabajo muy en serio.
Todavía queda mucho camino por recorrer, ya que tendré que estar en este plan al menos durante tres meses más. Lo bueno es que cada día habré avanzado un poco más hacia la meta que me puso el médico: “que salga saltando sobre la pierna mala”. Allá voy!