El gran día llegó y pasó. Finalmente, esas casi interminables 7 semanas de cuidados y de afinar hasta el extremo mis habilidades de equilibrista terminaron con una sola frase: “ya puedes apoyar la pierna y quitarte la férula”. La reacción? Dormir una siesta a pierna suelta durante la tarde, sabiendo que ya no podía hacerme daño, y que la rodilla, aunque inflamada, estaría bien. Descubrí que tenía mucha tensión acumulada, y que a pesar de haberme adaptado bastante bien a la situación, el poder usar las dos piernas es una maravilla.
Es curioso ver cómo el cuerpo reacciona a los estímulos: ahora tengo un miedo inconsciente a caminar normalmente, y ando “escorado a estribor”, aunque supongo que poco a poco tendré más confianza y dejaré caer el peso sobre la pierna izquierda, que por cierto, está en un estado lamentable. He perdido casi toda la masa muscular y la piel está muy reseca, a pesar de haber puesto algo de crema en los huecos donde la férula permitía.
Pero las cosas buenas se suceden unas tras otras: Hoy por fin he podido darme una ducha en condiciones: sin plásticos ni nada parecido. La sensación del agua cayendo sobre la pierna, el escozor de la resequedad y algo de reticencia a tocarla han sido experiencias nuevas. Creo que nos acostumbramos tanto a nuestro cuerpo, que estas cosas nos cogen por sorpresa. Ha sido interesante volver a descubrir donde está todo. Algo muy agradable es poderme sentar nuevamente de manera cómoda: sin forzar más de la cuenta ciertos músculos. Debo confesar que la mayor parte del estrés que sentía se debía precisamente a no poder encontrar una posición cómoda para descansar, ni de pie, ni acostado ni sentado. Ahora ese problema ha desaparecido!
Qué viene ahora? El proceso de rehabilitación. El próximo lunes tengo la primera consulta. A pesar de que sé que será doloroso y muy laborioso, es grato volver a “tomar el control” y saber que a partir de este momento, las cosas vuelven a depender de mi, sin tener que esperar pacientemente a que se cumpla un plazo. Creo que será también una buena ocasión para desconectar. y concentrarme en mi, algo que tengo en mora desde hace mucho…