Quería dejar pasar unos días antes de escribir sobre cómo había continuado el proceso después del accidente. Llevo casi dos meses en rehabilitación y los progresos se notan, aunque no como esperaba. Mi pierna izquierda sigue bastante fuera de forma, a pesar de las sesiones diarias de ejercicio, electro-estimulación y relajación con hielo. Luce poco tonificada y se sigue notando la diferencia con la derecha, que, paradójicamente, cada día que pasa está más y más fuerte. Supongo que sigo conservando algun movimiento involuntario que hace que siga apoyando el peso en el lado derecho del cuerpo, porque no termino de confiar completamente en mi pierna izquierda…
La cojera ha desaparecido casi por completo, pero sigo notando molestias en la rodilla cuando estoy mucho tiempo inmóvil o sentado y me pongo en movimiento. Me cuesta mucho trabajo volver a “calentar” la articulación, aunque después de unos pocos pasos, todo comienza a funcionar como debe. Las noches siguen siendo incómodas para alguien que como yo, duerme en posición fetal, lo que significa contacto entre las dos rodillas, con el consiguiente dolor al encontrarse la zona inflamada y muy sensible aún. He probado a ponerme un cojín para evitar choques con la rodilla afectada, pero es realmente incómodo y hay que despertarse siempre al cambiar de postura. La última solución que he probado ha sido la de adelantar un poco una de las rodillas, para que no incomode, y ha dado buen resultado hasta ahora.
Cuando camino durante un rato largo, comienzo a sentir dolor en la zona, pero, por lo que me explicaba uno de mis fisioterapeutas, es un síntoma normal, al ser la tibia la que soporta más cantidad de peso, y al haber ocurrido la lesión en un punto focal de fuerzas. Me dice que el dolor irá remitiendo gradualmente, pero, al haber desaparecido la restricción de movimiento de la férula, lo que más me gusta es andar a mi antojo. Todavía no puedo correr, ni subir escaleras rápidamente. aunque supongo que, nunca mejor dicho, todo se andará…