La verdad, nunca pensé que escribiría algo así, pero a todos puede pasarnos en cualquier momento. Hace casi una semana, tuve un accidente deportivo que me ha dejado con la rodilla izquierda seriamente lesionada y 6 semanas de quietud forzosa para poder recuperarme. El primer pensamiento que cruzó por mi cabeza un segundo después de la caída fue “pero quien me manda a meterme en estos problemas?”, luego de esto, al incorporarme y ver que mi pierna izquierda no funcionaba, comencé a asustarme. Pese a ello, cogí el coche y conducí hasta el hospital, donde no pude más. 8 horas más tarde estaba en una habitación de hospital, con la pierna escayolada pensando en que pasaría después…
El problema no es la incapacidad de mover la pierna en si, sino la inutilidad manifiesta que experimentas cuando te das cuenta que tus brazos se encuentran comprometidos en la tarea de sujetar unas muletas y tu otra pierna debe asumir, a regañadientes, la tarea de cargar con todo el peso del cuerpo.
Dependencia: Es una palabra divertida, pero aún más cuando alguien que siempre ha querido demostrar que es capaz de asumir todos los retos que la vida le ponga por delante, se ve reducido a no poder hacer casi nada por sí mismo. Luego viene el miedo: y si quien está conmigo se cansa, se aburre o simplemente se harta? Qué será de mí?
La vida es una caja de sorpresas: ciertas decisiones se ven completamente trastocadas por un imprevisto. Hay determinaciones que deben cambiarse o simplemente desecharse porque el panorama ha cambiado en tan sólo un par de segundos. Me ví desvalido, frágil y casi completamente solo. Afortunadamente, he comprobado que a quienes intereso han estado allí cuando más los he necesitado. Suena a tópico pero aprovecho para decir: Gracias!
Hoy han pasado casi 7 días. Recién comienzo a adaptarme a mi nueva situación. Mis brazos siguen resentidos por el uso de las muletas, y cada desplazamiento, así sea corto, es una lucha. Si a eso sumamos que he tenido que aprender a inyectarme un medicamento para evitar la formación de trombos por la falta de movimiento, la cosa toma tintes algo dramáticos (nunca me han gustado mucho las agujas).
Quizá esta sea una buena oportunidad para detenerme y replantear muchas cosas. La vida es una ruleta, y nunca sabemos cuando ocurrirá “eso” que venimos pensando desde hace tanto tiempo. Así que cuando llega, por qué no aprovecharlo?
La soledad puede ser un arma de doble filo, especialmente si va acompañada de un problema incapacitante. La frase “cuidado con lo que pides, porque puede hacerse realidad” es, justo ahora, más relevante que nunca…
Hola..
Siempre en estos casos la soledad y la incapacidad son variables que sumadas forman una coctel de sentimientos negativos que no nos dejan ver lo que hay mas alla y las cosas positivas…
Sin embargo…estan los amigos..no los conocidos, contactos de negocios ni los que tienen un interés particular…no…me refiero a los amigos de verdad… que aunque lejos o cerca les importa de verdad lo que te pase.
Te hacen ver las cosas buenas..la música detrás de todo lo que hacemos…especialmente la música puede ser el motor de nuevas energías.
Mucho ánimo y mucha música y…recuerda que los amigos siempre estan ahi…en el mismo lugar!