Ayer recomencé algo que tenía “abandonado” hace bastante tiempo y que por una razón u otra, no había podido retomar. Me refiero a aprender japonés. Hace ya bastante tiempo decidí conocer algo más de este idioma que siempre me ha parecido interesante, como una forma de acercarme a la cultura japonesa que me ha intrigado y fascinado desde que tengo memoria y comencé a estudiar en Bogotá, pero por falta de tiempo, tuve que dejarlo. Así pues, he “persuadido” a mi novia para que aprendamos esta lengua juntos. Alberto, mi profesor, es paciente y muy amable, además de que domina bastante bien la lengua y se le nota la pasión que tiene por ella, por lo que supongo que el aprendizaje será muy ameno. Lo mejor de todo es que las clases son “one-on-one”, es decir, con todas las ventajas de un grupo super-reducido, lo que facilita las cosas. Ya iré contando nuestros procesos!