Happiness

Un pequeño recordatorio sobre la futilidad de (casi) todo lo que hacemos y la perfección de la sencillez. Como decimos por aquí, al que le caiga el guante…

No puedes tenerlo todo

Emily Levine – Maria Popova – BrainPickings

Un poema de Emily Levine, poetisa, comediante y filósofa recientemente fallecida, sobre la riqueza de la vida, aún con las limitaciones que en ocasiones (sin razón) nos sacan de quicio. Disfruten por favor:

YOU CAN’T HAVE IT ALL

But you can have the fig tree and its fat leaves like clown hands
gloved with green. You can have the touch of a single eleven-year-old finger
on your cheek, waking you at one a.m. to say the hamster is back.

You can have the purr of the cat and the soulful look
of the black dog, the look that says, If I could I would bite
every sorrow until it fled, and when it is August,
you can have it August and abundantly so.

You can have love, though often it will be mysterious, like the white foam
that bubbles up at the top of the bean pot over the red kidneys
until you realize foam’s twin is blood.

You can have the skin at the center between a man’s legs,
so solid, so doll-like. You can have the life of the mind,
glowing occasionally in priestly vestments, never admitting pettiness,
never stooping to bribe the sullen guard who’ll tell you
all roads narrow at the border

You can speak a foreign language, sometimes,
and it can mean something. You can visit the marker on the grave
where your father wept openly. You can’t bring back the dead,
but you can have the words forgive and forget hold hands
as if they meant to spend a lifetime together.

And you can be grateful for makeup, the way it kisses your face, half spice, half amnesia, grateful for Mozart, his many notes racing one another towards joy, for towels sucking up the drops on your clean skin, and for deeper thirsts, for passion fruit, for saliva. You can have the dream, the dream of Egypt, the horses of Egypt and you riding in the hot sand

You can have your grandfather sitting on the side of your bed,
at least for a while, you can have clouds and letters, the leaping
of distances, and Indian food with yellow sauce like sunrise

You can’t count on grace to pick you out of a crowd
but here is your friend to teach you how to high jump,
how to throw yourself over the bar, backwards,
until you learn about love, about sweet surrender,
and here are periwinkles, buses that kneel, farms in the mind
as real as Africa.

And when adulthood fails you, you can still summon the memory of the black swan on the pond of your childhood, the rye bread with peanut butter and bananas your grandmother gave you while the rest of the family slept

There is the voice you can still summon at will, like your mother’s,
it will always whisper, you can’t have it all,
but there is this.

Una pequeña oda a la quietud

Me encontré con este poema por accidente en Reddit y creo que vale la pena compartirlo, especialmente en estos tiempos de búsqueda frenética de ocupaciones y oficios sin fin, siguiendo un poco la estela de Byung-Chul Han, que explica en su maravilloso libro “La Sociedad del Cansancio”, que el disponer de todas las opciones disponibles no siempre es positivo, sino que puede causar un desasosiego e intranquilidad permanentes. Juzguen ustedes:

‘Perhaps I could listen to podcasts,’ he spoke –
‘Or go to the gym with the fittest of folk.
Perhaps I could run, or perhaps I could hike –
Perhaps I could ride on a second-hand bike.

‘Perhaps I could wander and gaze at the stars –
In search of the Moon or for Saturn and Mars.
Perhaps I could pick up my pencil and write –
Or practice my singing,’ he sang with delight.

‘Perhaps I could stumble on something to do –
Adopting a whimsical hobby or two –
A striking distraction to fill up my head!
It’s just…

well it’s just…

… I don’t want to,’ he said.


Glenn Gould Humming

Mirando a través de la ventana, observo una escena inusual que captura mi atención. Un par de habitantes de calle que han hecho de un rincón de un canal de aguas lluvias su hogar ocasional, descansan acomodados tomando el esquivo sol de la mañana. Me aparto de la ventana durante unos minutos para continuar con mis quehaceres.

Cuando regreso, me encuentro con que ya no están allí y en su lugar hay dos agentes de policía. Supongo que al verlos venir, habrán optado por retirarse para evitar problemas. Los dos policías revisan los objetos que dejaron allí en su huida, más que todo ropa y algunos utensilios de aseo, por lo que pude ver dada la distancia. Luego de ello, hacen un montón y sin más ceremonia, le prenden fuego. Esperan pacientemente a que las llamas alcancen un volumen considerable (léase que si sus dueños regresan, no puedan rescatar nada de lo que se quema) y se retiran.

Pasado un rato, regresan los habitantes de calle y encuentran que sus pertenencias han sido destruidas. Las dos personas hablan por unos minutos y luego abandonan el lugar en direcciones diferentes, al parecer sin verse demasiado afectados por lo que ha ocurrido.

Sensaciones encontradas: si bien es cierto que la invasión del espacio público es inconveniente para muchos, la conducta de los agentes de policía roza el autoritarismo. En otras ocasiones se han acercado operarios del servicio de limpieza local y han retirado los residuos en bolsas. Entonces por qué quemarlos? Es tal vez una medida disuasoria? Es esto la demostración de la impotencia de la autoridad ante el caos creciente de la ciudad? Era esta la única opción?

Sinceramente, no tengo respuestas, sin embargo, la situación siguió dando vueltas persistentemente en mi cabeza durante todo el día, de la misma manera que Glenn Gould, el famoso pianista canadiense, “arruinaba” sus piezas al tararear a bajo volumen mientras las interpretaba, volviendo locos a los técnicos de sonido que trabajaban con él. Eso si, para percibirlo hay que prestar un poco de atención, tal como ocurrió hoy a través de mi ventana…

Puntos de Inflexión

A veces la inercia de la vida, buena o mala, me lleva a simplemente aceptar lo que ocurre sin cuestionarme demasiado sobre su sentido. Sobre todo cuando lo que está pasando me satisface o al menos no me incomoda. Olvido dar las gracias, reconocer el presente y hasta revisar el pasado para no desconocer lo aprendido o lo vivido.

Sin embargo, cada día trae un momento sutil para simplemente volver a comenzar y centrarme en lo que tengo enfrente. Si he pecado por omisión u acción, pido sinceras disculpas. Tal vez no haga propósitos de enmienda, sin embargo, si que reconozco de corazón todo lo bueno que me ocurre aquí y ahora, así no le ponga nombre y apellidos o una medalla / recordatorio visible.

A medida que pasa el tiempo, la discreción y el silencio van ganando terreno. Sin querer desconocer mi parte necesaria en hacer saber a quienes tienen la paciencia infinita de admitirme en sus vidas, que son importantes y que les agradezco de manera genuina todo lo que hacen por mi, prefiero simplemente dejar que las pequeñas o grandes acciones cotidianas actúen como emisarios diligentes y que con un poco de suerte, el mensaje sea recibido tal como lo he concebido…

Aforismos variados hechos en casa

Hace un tiempo se me pasó por la cabeza escribir un librito con aforismos variados sobre la vida en general. Como el tiempo pasa y ciertas ideas no se concretan, he decidido ponerlos aquí, a falta de un mejor sitio, para que vean la luz y puedan, en el mejor de los casos, comenzar una reflexión en aquel que se los encuentre por el camino…

Una vez a la semana (o más) es bastante saludable el decir lo que piensas cuando lo piensas…

Por qué molesta tanto que nos digan las cosas tal y como son?

De verdad crees que eso a lo que le tienes miedo es tan malo y tiene consecuencias tan catastróficas? Enumera 3…

No más aguantar y más actuar (libremente)

Libremente = libere la mente (diciéndole que preferiblemente,  no vuelva más…)

Dar rienda suelta a los deseos (oscuros y perversos) alivia y alegra (al que los tiene, claro)

La oscuridad esa que tienes, no es tan mala como parece… (Si lo fuera, ni siquiera pensarías en ella)

Lo políticamente correcto es terriblemente aburrido (así quedemos bien, que también es aburridísimo)

Cuantos problemas y tiempo nos ahorraríamos si le dijéramos al otro/a nuestras verdaderas intenciones desde el principio…

Cual es el miedo a la sana costumbre de llamar las cosas por su nombre?