Kamurocho 1988

Escuchando las Variaciones Goldberg en versión de Lang Lang, pensaba que gracias a la velocidad endiablada con la que queremos llegar a ese “futuro prometedor” donde todos nuestros problemas estarán resueltos, los sueños cumplidos y la vida será en general, más feliz, fácil y tranquila, dejamos de apreciar la simplicidad de lo que está ocurriendo ahora mismo, por tener la vista “más adelante”…

El tema es que la vida sigue encargándose, de manera muy eficiente, de recordarnos, a veces no tan amablemente, que lo único que existe es lo que tenemos en frente, y no me refiero a las infinitas posibilidades de las que creemos disponer (falacia más grande donde las haya), sino a lo que está pasando aquí  y ahora.

Vivir es simple, sin embargo, tenemos esa persistente manía de hacerlo todo cada vez más complicado, inventando soluciones a problemas que no existen, o peor aún, creando problemas de la nada para supuestamente “vivir mejor”. Una vez más, no hay que olvidar la proverbial sabiduría del campesino, que se extrapola perfectamente a cualquier tipo de situación:

 “Cuando tengas hambre, come, y cuando tengas sueño, duerme”…

Todo lo demás, como dirían en España, es “morralla” innecesaria y superflua, digan lo que digan…

Pausas no deseadas

La vida, para bien o para mal, sigue su curso, sin importarle demasiado lo que hacemos, decimos o pensamos. Situaciones excepcionales hacen que la gente cambie sus hábitos de manera temporal, con la secreta esperanza de volver a una “normalidad” enferma que no produce resultados positivos, sino más bien al contrario. Sin embargo, como es lo conocido, se añora, como quien se agarra a un clavo ardiendo, porque piensa que no hay más opciones.

La “recuperación”, otro eufemismo más para la vuelta a una realidad caduca, violenta y sin muchas esperanzas, es la nueva zanahoria de quienes supuestamente toman las decisiones para “motivar” a la gente a continuar una marcha inacabable de frustraciones y pequeños éxitos. Tal vez suene algo oscuro, sin embargo, la verdad nunca ha sido cómoda ni reconfortante.

Para algunos, este paréntesis ha supuesto la oportunidad de revisar, a conciencia o superficialmente al menos, aquella cotidianidad que llaman vida para ver si hay algo más o retomar hábitos o costumbres más o menos sanos que por lo frenético del ritmo que llevamos, se habían olvidado por el camino. Para otros, ha sido una espera agobiante donde se vieron confrontados por las inescapables consecuencias de sus decisiones, buenas o malas, de las que de alguna forma quieren librarse.

Y para terminar, la fragilidad humana y la banalidad donde ponemos nuestra atención han quedado, una vez más, al descubierto. Eso si, quédense tranquilos. Nada es duradero y las conclusiones medianamente constructivas a las que se llegaron durante esta reflexión forzada se olvidarán rápidamente cuando las distracciones de siempre retomen su programación habitual…

 

The Day the Earth stood Stupid

El otro dia comentaba con Marcela que esta coyuntura / circo / plan organizado / circunstancia por la que estamos pasando tiene mucho que ver con la percepción del mundo que tiene cada persona. No se desconoce que algo ocurre a nivel biológico, aunque aún nadie sepa a ciencia cierta qué es y cómo funciona, y que sigamos dando palos de ciego para crear certezas que no existen, sin embargo, parece ser, y esto es únicamente fruto de observaciones empíricas, que aquello afecta más a quienes están predispuestos mentalmente a este tipo de acontecimientos, así digan que es algo sin precedentes en la historia (lo cual denota una ignorancia supina sobre cómo funciona el mundo y sus complejas interacciones con los seres que habitamos en él).

Me explico: el miedo es un poderoso agente transmisor de emociones e ideas. Aún si estos conceptos no tienen ninguna base que los sustente, si se hace una buena campaña publicitaria o de propaganda, los incautos caeran redondos al verse bombardeados por las mismas informaciones una y otra vez, especialmente si son difusas o no fácilmente contrastables (“el amigo de un amigo”, las “estadísticas”, etc.), limitándose a repetir y amplificar la desinformación hasta que no se puede distinguir el hecho concreto de la historia que fue inventada a su alrededor, porque proviene de “medios oficiales” (la prensa, la radio, internet, etc.) que bien sabemos no son confiables ni verificables en la mayoría de los casos.

Sin querer dar lecciones ni sugerencias, una actitud crítica de doble o triple análisis (léase, calcular las consecuencias de las consecuencias de nuestros actos) ante cualquier situación que implique jugarnos el pellejo, sería recomendable para evitar problemas mayores. La dificultad radica precisamente que la capacidad de razonamiento de la mayoría ha disminuido dramáticamente en los últimos tiempos y no precisamente por la situación actual, sino por una aceptación ciega de hechos no comprobados pero con la suficiente fuerza como para hacer creer que son la verdad absoluta y por una pereza endémica que impide que nos hagamos cargo de lo que en realidad importa, sea lo que sea para cada uno, y no me refiero a likes, posesiones, viralidad (sin querer hacer un chiste fácil, dado los tiempos que corren), status social, laboral o capacidad de gasto…

El asunto es que, vamos inexorablemente hacia una cultura de estupidez general, donde se cree lo que es más cómodo creer y aquel que cuestiona o piensa un poco más allá, es tratado de loco en el mejor de los casos y en el peor hasta su integridad física puede llegar a correr peligro por la misma razón.

Recomiendo encarecidamente la película “Idiocracy” como una ilustración gráfica de lo expuesto, y también algunos capitulos de la comedia “Seinfeld” donde se ve claramente lo que ocurre cuando no se piensa en lo que pasará después con la vana esperanza de que “se solucione por si solo” o “que alguien lo arreglará por mi”.

Y para terminar, una cita atribuida a Anatole France:

“Que 50 millones de personas digan algo estúpido, no hace que deje de serlo…”

FBC

Una vez más, la vida nos muestra que todo funciona hasta que deja de hacerlo.  Las mentiras que creímos alguna vez, por la razón que sea, dejan de tener sentido cuando la base que las sostiene desaparece bajo el peso de su propia estupidez.

“La existencia es aquello que hacemos de ella”, una frase que suena bien hasta que de repente nos percatamos de que a la existencia le importa bien poco lo que pensemos, hagamos o digamos. El sol sale cada día, con o sin nosotros para presenciarlo.

La pregunta es: Nos gusta ser controlados? Es posible, ya que la tarea de hacernos cargo de nuestra propia vida es bastante pesada y tediosa, y qué mejor que alguien más decida por nosotros? Una decisión peligrosa, sobre todo cuando vemos que quienes toman las decisiones no están pensando en el mejor interés de la mayoría…

Habrá alguna agenda oculta? Algún plan oscuro del que no tenemos idea? Es todo una fantasía? Nos resistimos a la evidencia? Y si dejáramos las creencias de lado para ver que simplemente pasa lo que pasa, sin ningún tipo de color o sabor? Nah, dirán muchos, es demasiado aburrido, hay que ponerle drama y seguirnos distrayendo! Al fin y al cabo, es lo que mejor hacemos, no?

Ashtray Maze

Un experimento social a gran escala llevado a cabo sin que la gente se de cuenta. Una gran cantidad de tiempo libre a nuestra disposición de un momento a otro, con el cual no sabemos muy bien que hacer. Confusión e incertidumbre. Y nuevamente, queramos o no, volvemos al concepto básico de vivir un dia a la vez.

Predicciones, vaticinios, augurios. Todos se cumplen cuando ya ha ocurrido lo imprevisible. Los “expertos” claman tener razón cuando en realidad, como siempre, nadie sabe absolutamente nada y vamos resolviendo la vida “de oído”.

La situación saca de cada uno su verdadera naturaleza y demuestra una vez más lo fragiles que son los cimientos sobre los que construimos la historia de lo que pasa. Quedan en evidencia (otra vez) las banalidades más extremas a las que hemos dado una importancia descomunal.

Tener que comer, un techo sobre la cabeza, ropa de abrigo y agua limpia. A eso se limita la existencia, a pesar de todo lo que puedan decir quienes propugnan por vidas “plenas” o “satisfactorias” (otra vez, eufemismos para el consumismo desaforado e innecesario).

Al final, el laberinto sigue cambiando a medida que lo recorremos, y aún así la experiencia es increible, aunque aterradora la mayor parte del tiempo. Veremos que ocurre mañana…

“That was awesome!”. Director Jesse Faden

Bloom

Un corto sobre la oscuridad de la depresión y, aunque sea dudosa a veces, la humanidad expresada en pequeños detalles…

Figuring Forward in an Uncertain Universe

En estos tiempos inciertos (aunque, si lo pensamos con algo de atención, hemos tenido tiempos de certidumbre alguna vez?), es bueno recordar la verdadera dimensión de la realidad en la que vivimos, sin entrar en pánicos o paranoias innecesarias. En su libro “Figuring”, Maria Popova explora, una vez más, el concepto de la mortalidad y el poner las cosas en su sitio, por decirlo de alguna forma. Disfruten!


Meanwhile, someplace in the world, somebody is making love and another a poem. Elsewhere in the universe, a star manyfold the mass of our third-rate sun is living out its final moments in a wild spin before collapsing into a black hole, its exhale bending spacetime itself into a well of nothingness that can swallow every atom that ever touched us and every datum we ever produced, every poem and statue and symphony we’ve ever known — an entropic spectacle insentient to questions of blame and mercy, devoid of why.

In four billion years, our own star will follow its fate, collapsing into a white dwarf. We exist only by chance, after all. The Voyager will still be sailing into the interstellar shorelessness on the wings of the “heavenly breezes” Kepler had once imagined, carrying Beethoven on a golden disc crafted by a symphonic civilization that long ago made love and war and mathematics on a distant blue dot.

But until that day comes, nothing once created ever fully leaves us. Seeds are planted and come abloom generations, centuries, civilizations later, migrating across coteries and countries and continents. Meanwhile, people live and people die — in peace as war rages on, in poverty and disrepute as latent fame awaits, with much that never meets its more, in shipwrecked love.

I will die.

You will die.

The atoms that huddled for a cosmic blink around the shadow of a self will return to the seas that made us.

What will survive of us are shoreless seeds and stardust.


Mientras tanto, en algún lugar del mundo, alguien está haciendo el amor y alguien más escribe un poema. En otras partes del universo, una estrella de varias veces la masa de nuestro sol de tercera categoría está viviendo sus momentos finales en un giro salvaje antes de colapsar en un agujero negro, su exhalación dobla el espacio-tiempo en un pozo de la nada que puede tragar cada átomo que jamás haya existido y que nos haya tocado y cada dato que produjimos, cada poema, estatua y sinfonía que hemos conocido, un espectáculo entrópico insensible a las preguntas de culpa y misericordia, sin un por qué.

En cuatro mil millones de años, nuestra propia estrella seguirá su destino, colapsándose en una enana blanca. Existimos solo por casualidad, después de todo. El Voyager seguirá navegando hacia la vacío interestelar en las alas de las “brisas celestiales” que Kepler había imaginado alguna vez, llevando a Beethoven en un disco dorado creado por una civilización sinfónica que hace mucho tiempo hizo el amor, la guerra y las matemáticas en un distante punto azul.

Pero hasta que llegue ese día, nada de lo que alguna vez fue creado nos deja completamente. Las semillas se plantan y florecen generaciones, siglos o civilizaciones más tarde, migrando a través de camarillas, países y continentes. Mientras tanto, la gente vive y muere, en paz mientras la guerra continúa, en la pobreza y el descrédito mientras la fama latente espera, con muchas cosas que nunca encuentran su más, en el amor naufragado.

Yo Moriré.

Tu Morirás.

Los átomos que se acurrucaron para un parpadeo cósmico alrededor de la sombra de un ser volverán a los mares de donde surgimos.

Lo que sobrevivirá de nosotros son semillas sin tierra y polvo de estrellas.

Estupideces Colectivas

Más allá de teorías conspiranóicas, planes del nuevo orden mundial y demás temas de moda, la “crisis” (nótense las comillas) de la nueva variante de la gripa que supuestamente va a exterminar a la humanidad es una buena ocasión para reflexionar sobre nuestra capacidad de análisis y sobre todo, la absoluta fragilidad y estupidez que ahora parece ser la norma en nuestra sociedad.

El hecho de dejar que el miedo se apodere de la gente, olvidando por completo la capacidad de razonar en primer, segundo y tercer grado, dejándose convencer por los medios de desinformación masiva, a los que la gente toma como la verdad absoluta, y esto sin hablar de internet y las mal llamadas redes sociales, que no hacen sino contribuir a la desinformación y el pánico infundado, hace que sea necesario cuestionarse sobre la validez de los cimientos sobre los que hemos construido nuestra identidad en estos tiempos.

Tomamos todo lo que circula por el ciberespacio como una realidad incuestionable sin pararnos a pensar en los intereses que puede haber tras una noticia o rumor. Son económicos? Quieren ver cómo reaccionan los mercados a determinados estímulos o noticias? Aplica esto tambien para las personas? Es una prueba para saber cómo manejan determinada situación?

Lo más triste es que hemos olvidado el principio básico a aplicar a toda información que recibimos: comprobar las fuentes. Si bien el mar de internet está muy contaminado, hay maneras de comprobar que lo que leemos o escuchamos es verdad o no. Y esto nos ayuda a ser más objetivos a la hora de emitir (o no) opiniones.

Sin embargo, la reflexión va mucho más allá. El cultivar la capacidad de afrontar situaciones sin importar su naturaleza, de la mejor forma posible, sin depender de lo que pase fuera, es la clave para conservar la calma y no caer en la irracionalidad, que hace que se tomen decisiones erradas y con consecuencias graves en el tiempo.

Alguien que conozco dice que, en este orden, estos son los temas a los que hay que prestar atención en la vida: la salud, el dinero y el amor. El orden no es arbitrario. Sin salud, no se puede generar dinero y la conservación del amor se dificulta sobremanera. La pregunta es: cuantas personas tienen esto claro?

Cuantos pueden responder que su salud es a “prueba de todo” por tener una alimentación sana, practicar ejercicio regularmente, descansar y sobre todo, por vivir tranquilamente de verdad? (Hablo más sobre esto en breve)

Cuantos responderían confiadamente que tienen sus finanzas bajo control? Que no tienen deuda y que saben exactamente que está pasando y cómo manejar su dinero?

Y por último, y no por ello menos importante, cuantos pueden decir que van por la vida despreocupadamente porque saben que nada se puede controlar y que hay que saber adaptarse a las circunstancias, teniendo muy presente que sólo hay que preocuparse por las cosas realmente importantes, y que al final, se dieron cuenta que no hay nada que lo amerite?

De las crisis es vital sacar las lecciones aprendidas, porque de lo contrario habremos perdido el tiempo y, en muchas ocasiones, la salud y el dinero… Ojalá el ejercicio de reflexión sirva para estar mejor preparados para la siguiente, que no tardará en llegar…