Odios (II)

Hace ya un tiempo que comencé esta lista donde contaba algunas de las cosas que no me gustan de este pintoresco planeta, y en especial de mi propia vida. Entre una cosa y otra, el tiempo fue pasando sin que pudiera retomarla, a pesar de estar cada vez más convencido de mi aversión por temas variados. Hoy me ha venido la inspiración, así que disfruten de la segunda parte:

1. Las fotos familiares en la web: Señores, por favor: entiendo perfectamente el amor eterno e incondicional que tienen los padres hacia sus hijos, pero no me cabe en la cabeza que si alguien tiene una cuenta en Facebook, MySpace (muy mal hay que estar para entrar a este sitio…) o similares, la imagen que salga sea la de su hijo, hija o hijos preferidos. Recuerden, la familia no roba la personalidad y el centro del universo no son los hijos, por más que muchos quieran creerlo así…

2. Las webs “sociales”: Si, al principio son una maravilla, porque nos encontramos con viejos amigos, conocidos o ex-compañeros, sea de trabajo o de estudio, pero al cabo de un tiempo nos damos cuenta que, una vez superada la euforia inicial e intercambiados los primeros (y muchas veces últimos) mensajes de “hola! que bueno verte, cuéntame qué es de tu vida!”, el entusiasmo desaparece y nos aburrimos enormemente al saber que alguien está “esperando algo”, “feliz”, “estrenando…”, “a punto de salir para…”, “con un dolor de cabeza terrible” o tonterías del estilo. La verdad, si quiero saber cómo está alguien, cojo el teléfono, lo visito o le mando un mail. No me interesa estar actualizado “minuto a minuto” de sus últimas andanzas. Por otro lado, mucho del contenido de estas páginas está directamente relacionado con el ego de su propietario: en cuantos países he estado, cuantos amigos tengo, el “concurso” de las fotos más bonitas de todas (así sean rematadamente malas), etc., etc., etc…

3. Los coches de “altísima” gama y sus estúpidos conductores: De esto ya había hablado anteriormente, pero quiero recalcar que todavía no he visto el primer contrato de compra-venta de vehículos que nos garantice que, a partir de cierto valor, adquirimos derechos divinos y las leyes son aplicables para aquellos “mortales” que no pueden permitirse entrar en el olimpo de la impunidad y la imprudencia.

4. Safari y su manía de romper los formatos: Este apunte es bastante técnico, pero tenía que decirlo. Cuando escribo en esta web y no recuerdo la manía asesina de Safari de destruir los formatos y comerse los saltos de línea, maldigo el momento en que Apple decidió que ese era el estandar para su navegador web. Y una vez que me ha pasado el enfado, arranco Firefox y comienzo a corregir los estropicios, me repito una y otra vez “la próxima vez usa Firefox, la próxima vez usa Firefox…”

5. Los amigos ingratos: Estoy convencido de que todos tenemos vidas “plenas y felices” (nótense las comillas) y que dentro de nuestras múltiples e importantes ocupaciones, muchas veces no tenemos tiempo para acordarnos de lo que es realmente importante. Me pasó algo curioso hace un tiempo. Me di cuenta que estaba “persiguiendo” a mis amigos, lanzando pings de vez en cuando para que no se olvidaran de mi. Y lo conseguía la mayoría de las veces, pero hace poco decidí comprobar quienes estaban realmente ahí, sin necesidad de tocarles el hombro de vez en cuando. El resultado? Hace mucho que no se de casi nadie. Un experimento bastante elocuente, no?

6. La hipocresía: También de esto había hablado antes, lo malo es que sigo pensando que la gente es buena por naturaleza, y me llevo sorpresas desagradables una y otra vez. Qué pasaría si por un dia decidieramos ser francos, directos y honestos? No creo que el mundo se acabara, pero muchas cosas cambiarían.

7. El síndrome del “Ombligo del Mundo”: Esto puede sonar raro, pero existe. Hay personas, grupos e incluso ciudades enteras (los que me conocen ya saben de qué estoy hablando…) que, a pesar de no haber visto nada distinto a su realidad cotidiana, insisten en afirmar que lo suyo es lo mejor del mundo, con diferencia… y tienen la desfachatez de atacar inmisericordemente a los que, teniendo una perspectiva bastante más amplia, les hacen caer en cuenta de su error. Si bien es cierto que la ignorancia es atrevida y que el status quo es lo más tranquilizador que existe, traigo a cuento las palabras de Fernando Savater sobre el tema: “Viajar es la mejor cura contra la intolerancia”, además de la ignorancia, digo yo…

8. Las páginas web que no llevan a ninguna parte: Creo que a todos nos ha pasado alguna vez. Entramos en alguna página buscando información y nos vemos inmersos en una sucesión interminable de clicks que no llevan a ningún sitio. La mejor muestra de lo que NO se debe hacer en una web aqui. No pierdan su tiempo tratando de ver el catálogo, los puntos o las ofertas. Es simplemente imposible.

9. Las páginas web sin campo de búsqueda: Por favor, a quien se le ocurre hacer que un pobre usuario que no tiene la culpa de nada, se tenga que pasear por los intrincados y muchas veces mal diseñados contenidos de una página web para encontrar algo? Patético. Normalmente no vuelvo nunca más a estos sitios. Me enerva la idea de que me hagan ver cosas que no quiero o no necesito.

10. La incompetencia por sistema: No hay nada que me agote y enfurezca más que las respuestas prefabricadas o formuladas sin pensar o tener en cuenta a la persona que hace las preguntas. Lo peor de todo es que parece que es contagioso. A medida que pasamos más tiempo con estos especímenes grises y anodinos, nuestra capacidad de reaccionar, ser amables y efectivos va disminuyendo exponencialmente. Donde quedó el servicio al cliente? La buena atención? Las sugerencias personalizadas? Ah claro, casi se me olvida: la gente trabaja porque “debe” y sobre todo, para pagar las deudas… eso de disfrutar y hacer bien tu trabajo… nada. Tonto de mi, qué ignorante!

La cultura de la velocidad

Passing Lights

Esta mañana vi algo que me hizo reflexionar mucho sobre esa prisa innata que parecemos tener todos, y que asociamos con el éxito y la productividad.Cuando iba hacia mi coche, me encontré con una niña de unos 4 años y su padre que iban cogidos de la mano. La pequeñita estaba montada sobre un patinete rosa y se disponían a pasar la calle para llegar a la escuela, cuando por la esquina opuesta apareció un enorme camión de la basura. Como la niña estaba un poco indecisa sobre si avanzar o no, el padre le dijo “Vamos! Tenemos que cruzar antes que venga el camión!”. La niña se confundió todavía más y finalmente rompió a llorar, aterrorizada ante la posibilidad de que esa mole ruidosa se acercara a ella y le hiciera daño. Lo cierto es que el camión estaba a unos 50 metros de donde se desarrollaba la escena y había tiempo de sobra para llegar a la acera opuesta tranquilamente, que fue lo que yo hice.

Si bien es cierto que algunas veces la velocidad de reacción puede hacer la diferencia en ciertas situaciones, en la mayoría de las ocasiones tenemos la opción de esperar un poco y hacer las cosas con más calma, generalmente con mejores resultados y menos presión. Lo triste es que, como en este caso, transmitimos, a veces sin darnos cuenta por estar ya acostumbrados, la sensación de que “entre más rápido, mejor”.

Nos hemos vuelto adictos a la velocidad, al placer inmediato. Si algo tarda más de lo que consideramos “correcto” o “aceptable” (y estos plazos son cada vez más cortos), nos invade la ansiedad, el estrés y el mal humor. Corremos y corremos sin tener muy claro hacia donde vamos, e imprimimos esa sensación de urgencia a todo lo que hacemos. A cuantas personas hemos visto mirando el final del libro que estan leyendo para saber cuantas páginas les falta para acabarlo? Cuantos aceleran por la autopista para llegar antes? Cuanta gente mirando el reloj una y otra vez cuando esperan a alguien?

Hemos renunciado al disfrute, la meta es más importante que el camino que seguimos para llegar hasta ella. Una afirmación algo maquiavélica, que se traduce en menos calidad de vida y un sentimiento de agobio y opresión cada vez mayor.

Personalmente, me di cuenta hace una temporada que ese afán de “aprovechar el tiempo” no deja más que decepciones y un amargo sabor de boca. Queremos llegar al futuro sin siquiera mirar donde estamos o que hacemos ahora mismo. Y si no miramos hacia “adelante”, nos quedamos anclados al pasado, que, para bien o para mal, es estático. Al fin y al cabo, como me dijo alguien que conozco: “El tiempo no se gana ni se pierde, simplemente pasa”.

Y cómo se hace? El primer paso es darse cuenta del aquí y el ahora. Fijándome un poco más en lo que pensaba, me di cuenta que mi mente vivía o en el futuro o en el pasado, ignorando casi por completo lo que estaba pasando en el momento presente. Una vez que somos conscientes de ello, el comenzar a “frenar” se hace más fácil.

Uno solo basta: Un buen truco es el de no llevar tantos relojes encima. Con uno solo es suficiente. Puede ser el de muñeca o el del móvil, pero no ambos. Lo ideal es no llevar ninguno, pero esto puede parecer un poco extremo para algunos. Con esto evitamos la “tentación” de estar mirando contínuamente el paso del tiempo y percatarnos de lo lento o lo rápido que va, según la situación.

Un momento de tranquilidad: Otra idea útil es la de dedicar un período del día a no hacer nada. Al principio resulta muy dificil, porque nuestra mente nos grita que estamos “perdiendo el tiempo” y que hay “mucho por hacer”. Sin embargo, el concentrarnos en un punto de la pared de la habitación en la que estamos, o simplemente en nuestra respiración, hará que nos tranquilicemos paulatinamente. La mente va quedando en blanco y esa película sin fin que presenciamos continuamente, se verá desplazada por una sensación de vacío que asusta un poco pero contribuye a relajarnos. Comenzar con periodos cortos (unos 3-5 minutos) e ir aumentando progresivamente es útil para crear un hábito.

Aquí y ahora: Concentrarnos totalmente en lo que hacemos también nos transporta al presente. Por ejemplo, si estamos comiendo, es bueno sentir el sabor de la comida, disfrutar cada bocado, en lugar de tragar mecánicamente y estar pensando en lo que haremos después o las cosas que tenemos inconclusas. Lo mismo aplica para muchas otras actividades como leer, escribir, caminar o dormir! (A todos nos ha pasado alguna vez que por estar pensando en lo que haremos al día siguiente o en el plazo que se cumplirá, nos resulta muy dificil o imposible conciliar el sueño).

Conclusión: Por supuesto, cada cual sabe qué es lo que le hace desconectar, pero lo mejor de todo es que, sea como sea, podemos descubrir que para disfrutar de la vida plenamente no necesitamos muchas cosas, con poner un poco de atención encontraremos lo que realmente nos satisface…

Cómo lidiar con alguien que nos intimida

Me encontré con esta historia del Buda y me encantaría compartirla con ustedes. Recuerdenla cuando alguien quiera importunarlos o hacerlos sentir inferiores:

“Una vez un hombre se acercó al Buda y comenzó a insultarle. El Buda simplemente escuchaba como el hombre le gritaba todas las ofensas e improperios conocidos. Al cabo de un rato, el hombre se detuvo y se sorprendió al ver al Buda sonriendo.

El hombre le preguntó “Por qué sonríes? Te he insultado, atacado tu honor y gritado. Cómo puedes estar tan tranquilo?”

El Buda le hizo una pregunta al hombre: “Dime, si una persona no aceptara un regalo que le están ofreciendo, a quién pertenecería este regalo?”

El hombre, perplejo, pensó por un momento y respondió: “Pertenecería a quien ofreció el regalo, por supuesto”.

y el Buda dijo: “No acepto tus insultos”.

No más

Para aquellos que no lo sepan, el 4 de febrero de 2008 se realizará una manifestación en muchos lugares de Colombia y alrededor del mundo, para decir “ya basta” a uno de los grupos terroristas más sangrientos y crueles en la historia de América Latina: Las mal llamadas “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo”. Estos señores, en su “lucha” anacrónica y sin sentido político alguno, han contribuido de manera dolorosamente efectiva a la ruina y la descomposición social que vive Colombia desde hace casi 50 años.

A pesar de ser una raza de empuje y con muchas ganas de salir adelante, muchos colombianos nos hemos visto obligados a abandonar nuestro país gracias a la situación de inseguridad e incertidumbre que se vive allí gracias al accionar de estos impresentables que, haciéndose pasar por “interesados en combatir la desigualdad social y lograr el gobierno del y para el pueblo”, lo único que han logrado es crear una cultura de la guerra en la que hemos crecido varias generaciones, fomentando el odio, la violencia, la corrupción y la pobreza más absoluta en uno de los países con mayores perspectivas de crecimiento económico y social del continente.

Lo que la gente de otras latitudes no sabe es la barbarie que hay detrás de todas esas “nobles ideas”: pueblos arrasados, asesinatos en masa, campesinos obligados a ejercer de esbirros y cómplices inocentes del narcotráfico, secuestros de hasta 10 años de duración (!) en medio de la selva en condiciones inhumanas (rehenes encadenados y vejados, a pesar de estar muy enfermos), por mencionar solo algunas de las “bondades” de estos elementos.

La pregunta es: Y se ha logrado algo? El “proletariado” vive mejor? Se han conseguido conquistas sociales significativas? La respuesta es un rotundo “No”. Todo lo contrario: el país se halla sumido en una guerra de baja intensidad que ha ahuyentado a los mejores talentos, vaciado las arcas públicas y fomentado la corrupción y la desigualdad. Mientras otros países del continente han superado esa lacra mediante el exterminio o captura de sus cabecillas, nuestro país se consume lentamente en una guerra que ya no tiene ningún sentido. Hasta el mismo Fidel Castro, imagen inspiradora de muchos grupos de ideología similar, reconoció que la solución a estos problemas no se alcanzará nunca por la vía de las armas.

Nos hemos cansado. Ya no más. Tener miedo agota y el sentimiento de impotencia que genera el no poder hacer nada es muy frustrante. Queremos vivir en paz. Poder recorrer nuestro país sin la amenaza de ser secuestrados o asesinados, disfrutar de todo lo que nuestra tierra nos ofrece sin restricciones o peligros, volver cómo y cuando queramos, hablar libremente, en tres palabras: poder vivir allí!, pero nada de eso será posible hasta que el último de sus integrantes haya depuesto las armas y entendido que es inútil hacer caso a ideas extremistas que sólo buscan defender los intereses de unos pocos, más si es por la via equivocada.

Los invito a visitar esta web y a acompañarnos. No estoy afiliado a ningún grupo político ni religioso. Simplemente soy un ciudadano más que está cansado de ver a su país en esa lamentable situación en la que se encuentra por culpa de unos pocos. No importa la nacionalidad: creo que la justicia, la paz y el derecho a la tranquilidad son valores universales que van más allá de credos o pasaportes. Anímense!

La mediocridad al extremo

Hoy me he encontrado con esta nota en el diario El Mundo que me dejó anonadado. Resulta que un canal de televisión de Madrid ha descubierto una vía para evitar todos los controles policiales y de aduanas del Aeropuerto de Barajas, que permite a personas que llegan a la T4S, especialmente latinoamericanos, entrar a territorio español sin ser apenas molestados. Lo único que les separa de la ansiada “tierra prometida” es una puerta corriente que no cuenta con ningún tipo de protección ni seguros, y que según se ve, ha sido forzada varias veces por razones obvias. Una vez dentro, es cuestión de coger un ascensor y salir tranquilamente a la zona de los taxis. Lo “mejor” es que todo el proceso está perfectamente explicado en una hoja que se vende (presumiblemente a precio de oro) en países como Colombia, Perú, Ecuador…

Tanta tecnología, tantos controles, tantos perros, tantos millones de euros invertidos y tantos policías por todas partes no han podido evitar la malicia indígena de unos pocos. Me pregunto: cuantos indeseables (sicarios, traficantes, etc.) habrán podido aprovechar este “ligero descuido” hasta hoy? A cuantos habrán amenazado / extorsionado / chantajeado para obtener el dichoso papel? Mejor ni pensarlo. Pero no importa “España va bien”…

Actualización: Parece que ya se han tomado algunas medidas al respecto.

Y ahora qué?

Hoy se produjo la esperada y publicitada liberación de dos de los más de 800 secuestrados que tienen las FARC en su poder desde hace casi 10 años. Después de haber quedado en ridículo ante la opinión pública internacional, al mentir sobre el paradero del hijo de una de las rehenes puestas en libertad, este grupo insurgente demostró (!) que no son necesarias zonas neutrales o negociaciones sin fin para liberar a la gente que tienen retenida en contra de su voluntad.

Creo que el peor delito que puede cometerse contra un ser humano es privarle de la libertad. Y es un mal que hemos padecido en Colombia desde hace muchos años, sin que nadie haga nada por evitarlo. De poco han servido las manifestaciones de repulsa por parte de todos los estamentos públicos y privados para que esta lacra desaparezca, porque como ya se ha visto y ha quedado en evidencia más de una vez, los guerrilleros de las FARC no tienen ningún ideal u objetivo que les permita entender o justificar el dolor innecesario que causan a familias inocentes por su afán de lucro o notoriedad en esta guerra sin sentido que lleva más de 40 años lastrando al país. Bien es sabido que la violencia engendra violencia, y los sentimientos de quienes han estado en poder de estos señores no pueden ser otros que los de la venganza. Así continúa la macabra espiral de odio en la que este país se encuentra sumergido sin que por el momento se vea ninguna solución.

Si las FARC realmente quieren la paz en Colombia y que haya justicia social, deben comenzar a demostrar carácter de estadistas con un gesto que les coloque a un nivel civilizado para comenzar a hablar de cambio y transformación. No entiendo por qué siguen causando tanto daño a la población colombiana, si a la vez hablan de querer equiparar las condiciones de vida de todos los que habitan en esta tierra. Acaso no hay otra via que la del miedo y el terror con que someten y “gobiernan” a aquellos que tienen la mala fortuna de vivir en los territorios que se encuentran bajo su influencia? Es así como quieren llegar al poder? La gente no es tonta señores, y habiendo vivido y sufrido todo lo que ha ocurrido en estos años, la última alternativa será la de permitir que un grupo de desequilibrados anacrónicos tome las riendas del país.

Qué nos ha dejado este conflicto? Ha mejorado la calidad de vida de la mayoría de la población? Se ha acabado la corrupción? Nuestra imagen internacional ha cambiado para mejor? Los gobernantes son más justos? Ha disminuido la delincuencia? Ha aumentado el nivel educativo y cultural? En absoluto. Ahora tenemos más división, menos tolerancia, más pobreza, más deuda externa, menos infraestructuras, más desigualdad, mucho más miedo y mucha menos esperanza. La prueba fehaciente está en las interminables colas de ciudadanos ante los consulados y embajadas extranjeras buscando la manera de salir de allí a como de lugar, y del éxodo interminable de profesionales y empresarios que simplemente no pudieron más.

Los tiempos en los que el garrote y la palabra fácil dominaban la escena han acabado. Nos hemos cansado de soportar caudillos de dudoso origen que vienen con ínfulas mesiánicas a prometer un cambio inmediato y celestial, que al final solamente beneficia a sus propios intereses. Llegó la hora de escuchar a la gente de la calle, a aquellos que hemos venido sufriendo en silencio este calvario, que hemos renunciado a nuestra tranquilidad porque no había otra opción.

Si son el “Ejército del Pueblo”, por qué no lo escuchan? El pueblo no son solamente los campesinos, ni los ricos, ni la clase media. El pueblo somos todos, y como tal tenemos deseos y expectativas diferentes. No podemos sesgar a un país porque exista pobreza o porque la riqueza esté en manos de unos pocos. No tenemos la culpa de que la historia se haya desarrollado de determinada manera, ni podemos cambiarla.

Lo que si podemos hacer es comenzar un nuevo camino donde las partes no escondan sus verdaderas intenciones, donde la meta única sea el bienestar del país en conjunto. Ya basta de estupideces e ideales caducos. Si propugnan tanto la igualdad y la distribución de la riqueza, no les parece que los Rolex, el whisky, las mujeres y los lujos con que agasajan a sus líderes delante de sus tropas, mal vestidas y peor alimentadas, que están allí por miedo o falta de opciones, son un contrasentido?

Coherencia por favor, aunque este concepto tal vez será incomprensible para sus “pensadores” y “estrategas”. Ya basta. Si de verdad les interesa que el pueblo los apoye y convertirse en una opción política y social, es hora de dejar de comportarse como animales…

El fondo y la forma

No sé si es porque es el último post del año, o porque últimamente he estado pensando bastante en estas dos palabras, pero bueno, sea lo que sea, mi principal propósito para 2008 es el de darle más importancia al fondo que a la forma. Algunos pensarán que es un deseo bastante “estándar”, pero una vez que nos hemos dado cuenta de la verdadera razón por la cual el fondo es lo más relevante, el tener esta intención cobra un nuevo significado. No se trata simplemente de un deseo vacío o un propósito como cualquier otro. Lo veo más como un cambio importante, como el comenzar una nueva etapa con más madurez, paciencia, sabiduría (espero) y sentido común, dejando atrás muchas cosas que, viéndolas en perspectiva, antes eran importantes pero ahora carecen de todo significado.

Me refiero, sin darle más vueltas, al interior. A lo que somos realmente. A nuestra esencia. Esa que tenemos tan abandonada y descuidada por fijarnos o buscar infructuosamente en el exterior aquello que siempre hemos tenido guardado. Tal vez esto suene un poco esotérico, pero se reduce a una o más preguntas del tipo: “soy feliz?”, “qué me produce satisfacción?”, “qué me hace vibrar?”, “hago ahora lo que me produce felicidad?”, “mi vida es una sucesión de buenos momentos o un caminar interminable por un yermo donde nunca pasa nada que me agrade?”, “hago algo todos los días por estar mejor conmigo mismo?”, “tengo alguna ilusión o sueño que me impulse a seguir adelante?”, “he hecho algo últimamente por que el mundo sea un lugar mejor para vivir?”, “he renunciado a una de mis pasiones por dinero / imagen / amigos / conveniencia?”

No se preocupen si no pueden responder a alguna o a todas las preguntas anteriores. El simple hecho de darse cuenta de que existen o el que nos hagan pensar es una buena señal. Y recuerden, si bien hoy es una fecha en la que tradicionalmente se hace balance y se mira al futuro con confianza, como la oportunidad de un nuevo comienzo, cualquier momento es bueno para comenzar. Un buen 2008 para todos y todas.

No cabe la menor duda

Hoy, revisando las entradas del blog, me encontré con una historia que quise volver a leer, pero descubrí que el enlace al artículo original (ya lo he corregido) ya no era válido. Sin embargo, el sitio al que apuntaba tenía una recopilación de historias relacionadas con la guerra que libra Colombia desde hace más de 50 años y, un poco por casualidad, di con esta entrevista al “Mono Jojoy”, lider guerrillero de las FARC, quien deja muy claro lo que persigue este movimiento insurgente, para aquellos que piensan todavia (!) que estos señores quieren la paz y la prosperidad del país.

Me llaman la atención frases como “Las Farc jamás han hablado de desmovilización y desarme. Las Farc han hablado de buscar una salida dialogada con el Gobierno para ponernos de acuerdo. Pero hay que recordar que el fusil es el garante de los acuerdos que se firmen. Si uno los entrega, esto se acaba. Ni siquiera los periodistas vendrían a hablar con nosotros“.

Quiere decir esto que así se alcance una solución negociada, estos señores se perpetuarán en el tiempo? No me gustan los extremos, pero en este caso creo que el pueblo colombiano tiene derecho a recuperar la paz y tranquilidad perdidas desde hace mucho, y que, para bien o para mal, uno de los dos bandos debe desaparecer de la escena. Por supuesto, el Gobierno, avalado por millones de colombianos y colombianas de bien, tiene la mayoría. El resto creo que pueden deducirlo ustedes…