Hoy se produjo la esperada y publicitada liberación de dos de los más de 800 secuestrados que tienen las FARC en su poder desde hace casi 10 años. Después de haber quedado en ridículo ante la opinión pública internacional, al mentir sobre el paradero del hijo de una de las rehenes puestas en libertad, este grupo insurgente demostró (!) que no son necesarias zonas neutrales o negociaciones sin fin para liberar a la gente que tienen retenida en contra de su voluntad.
Creo que el peor delito que puede cometerse contra un ser humano es privarle de la libertad. Y es un mal que hemos padecido en Colombia desde hace muchos años, sin que nadie haga nada por evitarlo. De poco han servido las manifestaciones de repulsa por parte de todos los estamentos públicos y privados para que esta lacra desaparezca, porque como ya se ha visto y ha quedado en evidencia más de una vez, los guerrilleros de las FARC no tienen ningún ideal u objetivo que les permita entender o justificar el dolor innecesario que causan a familias inocentes por su afán de lucro o notoriedad en esta guerra sin sentido que lleva más de 40 años lastrando al país. Bien es sabido que la violencia engendra violencia, y los sentimientos de quienes han estado en poder de estos señores no pueden ser otros que los de la venganza. Así continúa la macabra espiral de odio en la que este país se encuentra sumergido sin que por el momento se vea ninguna solución.
Si las FARC realmente quieren la paz en Colombia y que haya justicia social, deben comenzar a demostrar carácter de estadistas con un gesto que les coloque a un nivel civilizado para comenzar a hablar de cambio y transformación. No entiendo por qué siguen causando tanto daño a la población colombiana, si a la vez hablan de querer equiparar las condiciones de vida de todos los que habitan en esta tierra. Acaso no hay otra via que la del miedo y el terror con que someten y “gobiernan” a aquellos que tienen la mala fortuna de vivir en los territorios que se encuentran bajo su influencia? Es así como quieren llegar al poder? La gente no es tonta señores, y habiendo vivido y sufrido todo lo que ha ocurrido en estos años, la última alternativa será la de permitir que un grupo de desequilibrados anacrónicos tome las riendas del país.
Qué nos ha dejado este conflicto? Ha mejorado la calidad de vida de la mayoría de la población? Se ha acabado la corrupción? Nuestra imagen internacional ha cambiado para mejor? Los gobernantes son más justos? Ha disminuido la delincuencia? Ha aumentado el nivel educativo y cultural? En absoluto. Ahora tenemos más división, menos tolerancia, más pobreza, más deuda externa, menos infraestructuras, más desigualdad, mucho más miedo y mucha menos esperanza. La prueba fehaciente está en las interminables colas de ciudadanos ante los consulados y embajadas extranjeras buscando la manera de salir de allí a como de lugar, y del éxodo interminable de profesionales y empresarios que simplemente no pudieron más.
Los tiempos en los que el garrote y la palabra fácil dominaban la escena han acabado. Nos hemos cansado de soportar caudillos de dudoso origen que vienen con ínfulas mesiánicas a prometer un cambio inmediato y celestial, que al final solamente beneficia a sus propios intereses. Llegó la hora de escuchar a la gente de la calle, a aquellos que hemos venido sufriendo en silencio este calvario, que hemos renunciado a nuestra tranquilidad porque no había otra opción.
Si son el “Ejército del Pueblo”, por qué no lo escuchan? El pueblo no son solamente los campesinos, ni los ricos, ni la clase media. El pueblo somos todos, y como tal tenemos deseos y expectativas diferentes. No podemos sesgar a un país porque exista pobreza o porque la riqueza esté en manos de unos pocos. No tenemos la culpa de que la historia se haya desarrollado de determinada manera, ni podemos cambiarla.
Lo que si podemos hacer es comenzar un nuevo camino donde las partes no escondan sus verdaderas intenciones, donde la meta única sea el bienestar del país en conjunto. Ya basta de estupideces e ideales caducos. Si propugnan tanto la igualdad y la distribución de la riqueza, no les parece que los Rolex, el whisky, las mujeres y los lujos con que agasajan a sus líderes delante de sus tropas, mal vestidas y peor alimentadas, que están allí por miedo o falta de opciones, son un contrasentido?
Coherencia por favor, aunque este concepto tal vez será incomprensible para sus “pensadores” y “estrategas”. Ya basta. Si de verdad les interesa que el pueblo los apoye y convertirse en una opción política y social, es hora de dejar de comportarse como animales…
¿Cuándo va a acabar? Cuando a la organización económica que está detrás ya no le interese su existenica. Porque no nos engañemos, quien tiene el control no lleva un uniforme gerrillero ni está en las montañas sino que lleva traje y corbata y está sentado placidamente en su elegante mansión.
Estoy de acuerdo. Normalmente, las “cabezas pensantes” (nótense las comillas) nunca están en contacto con los crímenes o desmanes que cometen otros a instancia suya. Y el lucrarse de la guerra es un “efecto colateral” que ocurre desde tiempos inmemoriales. Colombia no es la excepción. Hay mucha gente usufructuando el conflicto y no son solamente aquellos que están en la selva, desafortunadamente…