Como he venido contando en estos días, mi vida ha dado un vuelco muy importante en las últimas semanas, ya que estoy inmerso en un proceso de autoanálisis y re-conocimiento que ha hecho que me replantee mucho de lo que creía importante hasta ahora.
Tal vez suena un poco esotérico esto que estoy contando, pero lo cierto es que el camino ha sido bastante duro, porque me he enfrentado (en realidad lo sigo haciendo) al dolor de manera honesta y directa, a todo aquello a lo que temía y que ocultaba con la vana esperanza de que desapareciera o se olvidara de mi con el tiempo, con el ánimo de entender y comprender esa parte de mí que tenía apartada o incluso reprimida. Se han sucedido muchas ideas y sentimientos por mi cabeza y corazón, y voy viendo que las cosas realmente importantes de la vida son pocas y sencillas: el amor, la amistad, la familia, la salud y la tranquilidad, y que lastimosamente las tenía relegadas a un plano que no les correspondía.
Me estoy concentrando en el momento presente. En lo que me pasa y siento en cada instante. De nada me sirve preocuparme por lo que puede pasar o por lo que pasó, ya que he visto que cuando dejo entrar pensamientos de este tipo en mi mente, pierdo el equilibrio y comienzo a sentirme angustiado. Pero no es fácil. Nos hemos acostumbrado a vivir en el futuro o en el pasado, ignorando lo que pasa ahora. Es más cómodo, porque de alguna manera creemos que podemos retrasar o manejar esas sensaciones pensando que más adelante se solucionará todo. Lo malo es que el futuro tiene una serie de preocupaciones añadidas, que no nos dejan disfrutar lo que es aquí y ahora. Es decir, si aquello que esperamos no sale como queremos, la frustración es muy grande.
Cuesta mucho volver al presente después de tantos años de no hacerlo. Pero es posible. Y una vez que se aprende y se domina la “técnica”, la vida adquiere otro significado. Sigo haciendo planes y teniendo ilusiones, porque me dan fuerzas para seguir adelante, pero no olvido lo que me está ocurriendo ahora, y si algo cambia o se presenta de otra forma, ya me ocuparé de ello cuando suceda.
Estaba recordando una frase que escuché en la calle una vez, cuando una muchacha le comentaba sus problemas a su padre, y este le dijo “querida, en vez de pre-ocuparte, ocúpate!”. Sabias palabras. Ven al presente y haz lo que tengas que hacer ahora. Lo demás vendrá en su momento.