Sé que más de uno me entenderá cuando lea esto. Es buena seña. Significa que sabe de lo que hablo y posiblemente incluso, habrá padecido de una u otra forma las consecuencias de este fenómeno. Y si bien es cierto que aquello de lo que hablo tiene sus cosas buenas, las malas superan con creces los pobres beneficios de llevar una vida así. Y sinceramente, me estoy cansando del sabor de esta fruta que casi siempre trae desgracias…
Odios (I)
Esta nota tiene una larga historia detrás, y sobre todo, una “mora” terrible en escribirla y publicarla. A todos nos disgustan cosas, y una buena manera de exorcizarlas es precisamente haciendo una lista pormenorizada de ellas, observándolas, describiéndolas, recordándolas, pero sobre todo, odiándolas más y mejor. Evidentemente, hay muchas cosas que no nos gustan en la vida, y enumerarlas todas sería un despropósito, pero siempre hay algunas especiales que nos rondan la cabeza y la vida constantemente. Esas son las que menciono aquí, porque sincera y definitivamente no las soporto. Juzguen ustedes mismos y concluyan si realmente son coherentes o el resultado de un estado mental alterado, complicado por una sociedad que se esfuerza en ahogar a la persona como tal. No hay un orden específico, eso lo dejo a su entera elección.
Dolor
Normalmente diría que me perdonaran por mi dejadez en escribir, pero esta vez es distinto. Hace unas semanas falleció mi padre y desde entonces han ocurrido muchas cosas en mi vida, todas relacionadas con este acontecimiento, que me han hecho cuestionarme muchas cosas del presente y del futuro. Es realmente difícil afrontar una situación como esta, aunque sabemos que por la inevitabilidad de la vida, tarde o temprano tendremos que “pasar por allí”. La relación que me unía a mi papá era muy estrecha y más que el hecho de perder a un padre, lo que más me duele es haber perdido a un gran amigo y compañero. Sé que no todas las personas pueden decir esto y me enorgullezco de ello. La distancia ha contribuído a enrarecer aún más el duelo, ya que, aunque no hablábamos muy frecuentemente, siempre sabíamos que el otro estaba a una llamada de distancia. Ahora todo ha cambiado. Y aunque es muy complicado asimilar que esa persona a quien tanto quería ya no estará más conmigo, siento que ahora me acompaña de otra forma, velando porque mis pasos no sean vacilantes ni vayan en una dirección inconveniente… Es duro perder a un amigo, y más aún si además es tu papá…