Crash and Burn (VIII)

Poco a poco comienzo a darme cuenta de los efectos colaterales de haber tenido la pierna inmovilizada durante tanto tiempo. Lo principal, y más incómodo (además de no poder estirarla por completo y del dolor que ocasiona el intentarlo), es el hecho de no poder dormir apoyado en el lado izquierdo, porque al poco rato comienza un dolor bastante molesto en la cadera, causado principalmente por la falta de masa muscular en la zona. Por si fuera poco, tampoco puedo cambiar de lado con facilidad, porque en ese caso la fuente del dolor es la rodilla, que todavía sigue bastante inflamada. Solución? Volver a la posición boca arriba que tuve que usar durante todo el tiempo que tuve la férula. Aquí también hay molestias, que aunque dolorosas, son más soportables.

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Crash and Burn (VII)

Segundo día de fisioterapia. El dolor persiste pero comienza a remitir, aunque muy lentamente. Curiosamente, los ejercicios que me han prescrito son bastante parecidos a los que hacía cuando tenía la férula: Contracción y relajación de los músculos, y aplicación de frio en la zona para reducir la inflamación. De todas formas, no es nada fácil decirle al cuerpo que deje de tener miedo y que poco a poco puede volver a acostumbrarse a usar esa parte que tuvo el problema.

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Crash and Burn (VI)

Es raro poder volver a caminar casi con normalidad. Mi pie izquierdo está bastante “fuera de forma”, y se resiente fácilmente. Lo bueno es poder contar con una mano para poder hacer muchas cosas que antes eran físicamente imposibles, como transportar objetos de un lado a otro, y sobre todo, poder llevar un vaso lleno sin que se derrame el contenido por un movimiento brusco. Todavía me apoyo muchísimo en el lado derecho, por un miedo inconsciente a que la pierna convaleciente no me responda, pero si noto que poco a poco, a pesar del dolor, puedo moverme con más confianza.

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Crash and Burn (V)

El gran día llegó y pasó. Finalmente, esas casi interminables 7 semanas de cuidados y de afinar hasta el extremo mis habilidades de equilibrista terminaron con una sola frase: “ya puedes apoyar la pierna y quitarte la férula”. La reacción? Dormir una siesta a pierna suelta durante la tarde, sabiendo que ya no podía hacerme daño, y que la rodilla, aunque inflamada, estaría bien. Descubrí que tenía mucha tensión acumulada, y que a pesar de haberme adaptado bastante bien a la situación, el poder usar las dos piernas es una maravilla.

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Miradas

De los gestos más fascinantes del ser humano, escojo las miradas. Me encantaría ser capaz de descifrar que hay detrás de todas y cada una de las que recibo: amigos, conocidos, extraños, la gente que me rodea. Siempre me ha parecido algo brusco eso de “si las miradas mataran…”, porque muchas veces deseo que a quien miro entienda el mensaje que encierran mis ojos. Sé que es una ilusión, pero no pierdo la esperanza, incluso cuando sé de sobra que lo que hay detrás de mis pensamientos es casi indescifrable o muy dificil de ver.

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Crash and Burn (IV)

Los días siguen pasando velozmente. Es casi paradójico, porque en esta situación a veces el tiempo parece detenerse. Ya queda solamente una semana para conocer si la recuperación ha sido satisfactoria y poder deshacerme del brace. Lo que viene después es duro, según me han dicho, pero prefiero mil veces hacer ejercicios y volver a mover la pierna, que seguir impedido para hacer casi todo.

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